carlos antón torregrosa

Carlos Antón Torregrosa, miembro de la Junta de Personal Docente por UGT

Queridos lectores: Comenzamos las vacaciones de Primavera con la inmensa tristeza de estar inmersos en esta pandemia que no nos da tregua.

Docentes, equipos directivos, sindicatos, administración, alumnado, padres y madres, trabajadores del plan de empleo, personal no docente y, en definitiva, todos los miembros de la comunidad educativa, nos hemos preparado para esta lucha sin cuartel contra un enemigo invisible llamado COViD.

La sociedad olvida en muchas ocasiones, la inmensa labor del profesorado, silenciado por los tópicos a los que se somete esta profesión. Nos convertimos en padres, madres, psicólogos, trabajadores sociales, en un sin fin de roles que no constan en nuestros contratos de trabajo.

Somos un sector de la población dispuesto a afrontar los retos que nos marcan las circunstancias en cada momento, en cada lugar y en cada Centro educativo que nos asignan.

Este año lectivo, también sufrimos otros agravios, otros virus para los que no encontramos vacuna posible: muchos maestros y profesores dejan de cobrar sus nóminas puntualmente.

Retrasos en los pagos, aplicación errónea del IRPF, impago de tutorías, de los trienios y sexenios

y un sin fin de irregularidades denunciadas continuamente por sindicatos y compañeros que no reciben su salario y tienen que vivir en unas condiciones precarias por la incompetencia de la administración.

¿Cómo es posible que se tarde meses en cobrar cuando se empieza a trabajar?

¿ Bajo qué  excusa se producen retenciones en la nómina completamente ilegales? ¿ Qué algoritmo se aplica para que cada mes varíe la cuantía de nuestro sueldo sin saber los motivos ni las razones?

El colapso en el Departamento de Nóminas de la Dirección Provincial de Ceuta está batiendo todos los récords habidos y por haber.

Reclamaciones, protestas, denuncias, llamadas   y un sin fin de intentos por averiguar lo que sucede, cae una y otra vez en el saco roto del desprecio y la indiferencia.

Muchos de los funcionarios encargados de gestionar estos pagos se han marchado a otros Ministerios, otros están de baja ( nunca cubiertas), a, otros, se le asignan funciones distintas.

En esta casa sin barrer, somos víctimas del despropósito, la desidia y el desconcierto que padecen muchos trabajadores de la enseñanza a principio de mes. Recordando un famoso libro de García Márquez " El coronel no tiene quien le escriba"  Podríamos escribir otra novela llena de realismo mágico y anodino: " El profesor no tiene quien le pague".

Hay una explicación a tanto misterio: El programa informático ha cambiado y es complicado de manejar.  Así como suena. El personal destinado a nóminas no le da tiempo a aprenderlo pues la duración en su puesto es nada y menos.

Mientras tanto, cada mes, esperamos ese milagro que es cobrar por nuestro trabajo. Nos toca acudir a amigos, familiares, bancos, compañeros. Hay que comer, pagar los alquileres ( menos mal que son " muy baratos " en nuestra Ciudad) , solventar recibos de agua, luz, hipotecas, etc..

Tendremos que callarnos y rezar la frase aquella de la Película de los " Santos Inocentes" : " A mandar, que para eso estamos ".

Toca guardar silencio: La administración tiene seis meses para pagarnos.

Estamos nominados cada mes; nominados a no tener nómina.

Como dicen los filósofos: " Primun vivere, deinde filosofari. ( primero comer, después pensar).

Nos toca esperar la Santa venida de nuestro informático pertinente, al igual que esperamos la venida de nuestro Señor Jesucristo; lo mismo llegan en el mismo ferri.