Antes
No es la primera vez que UPyD se refiere a la irresponsabilidad de ciertas actuaciones llevadas a cabo por el Gobierno de la Ciudad y que han supuesto la desaparición de árboles en el entorno urbano. Sirvan como ejemplos la eliminación de árboles en la glorieta del Tte. Reinoso, en la acera frente al Club Natación Caballa, en la parte alta del Polígono o en los jardines de la plaza de África, con la tala indiscriminada de antiquísimas yucas.

En esta ocasión nos preguntamos por la situación en la que ha quedado el olivo centenario que plantó el gran Vicente Ferrer, y que llegó a naturalizarse con tanto éxito en las proximidades del Centro Gallego (obsérvese la foto de archivo), hasta que a alguien se le ocurrió la idea de remodelar dicha plaza (julio de 2.010) y convertirla en otra explanada gris, eliminando por completo el jardín en torno al cruceiro y arrancando semejante ejemplar para plantarlo nuevamente en los jardines de la Argentina; muy en la línea de aquellos que se empeñan en considerar árboles y plantas como meros ornamentos, de quita y pon. La consecuencia de dicha intervención ha sido el paulatino deterioro de este árbol hasta el lamentable estado en el que se encuentra a día de hoy.

Por ello nos vemos en la obligación de recordar nuevamente a la Ciudad que un árbol es un ser vivo, cuyo respeto debemos fomentar y poner siempre en valor, mucho más cuando su presencia viene a conmemorar la visita de un hombre excepcional a nuestra ciudad y a simbolizar mucho más que un simple olivo. Simboliza el espíritu de convivencia entre las distintas culturas de Ceuta, en lo que debiera ser un legado vivo para las generaciones venideras. Quizás, como el árbol de Vicente Ferrer algunas cosas más se marchitan. Quizás la convivencia se marchita porque hay quienes actúan como con el olivo de Vicente Ferrer, destruyendo lo conseguido.