Por tanto debemos cambiar el vocabulario a la velocidad que va avanzando la sociedad, pues nos guste o no, si reconocemos haber vivido durantes siglos en un sistema machista y patriarcal, debemos suponer que el lenguaje acompaña a este sistema.
En este progreso del lenguaje debemos ser participes todos y todas, desde la ciudadanía, pasando por las familias y por supuesto sin olvidar al personal docente que se hace cargo de la educación de los más pequeños y las más pequeñas. Puedo decir por tanto, que hasta el momento me siento orgullosa de la Ministra de Igualdad de mi país; señora joven, dinámica, luchadora y como ha demostrado valiente. Recordad una cosa, la sociedad de la que disfrutamos hoy, no es otra cosa, que fruto de las utopías y absurdos que defendían unos cuantos y unas cuantas que en la mayoría de los casos tomaban por locos y locas.