La ignorancia como soporte de la felicidad

S.J. UVE


Dicen los que saben de esto que ni nosotros mismos nos conocemos de verdad y que, por supuesto, mostramos a los demás lo que queremos que vean, no lo que verdaderamente somos.

Aceptar todas nuestras debilidades y nuestras miserias, si ya de por sí lo autoescondemos a nosotros mismos, imaginemos lo que no seremos capaces de esconder a los demás.

Siempre he preferido no saber lo que me hace daño, aunque sea algo banal. La pregunta es obvia, ¿para qué saberlo si me va a hacer más infeliz?

En este tiempo de dominio de las redes sociales proliferan las frases hechas, el mostrar nuestros estados de ánimo,  el parecer felices. Fotos en países lejanos que sólo muestran una imagen, fotos que no muestran que en ese momento, aunque ría, puedo ser una persona triste o con problemas. Lafelicidad del instante.

No, solo enseñamos lo que queremos que vean los demás. En un mundo de exposición brutal de nuestros gustos, inquietudes, aspectos personales, la existencia de las redes multiplica por mil todo lo que estoy diciendo.

Está muy bien colgar frasecitas sobre lo bien que estamos solos, lo ciegoque hemos estado, lo maravillosa que es la soltería, la pena por el tiempo perdido, todo ello, lógico, cuando nos han abandonado...pero sabemos que no es real. Coelho está bien para un rato, no para hacer de sus frases una filosofía de vida, máxime cuando la intención al colgar la frase es que la lea el/la que nos dejó,  que dicho sea de paso era un malvado/a pero nunca lo vimos...esas cosas pasan.

P.D. Si te dejó porque no  te quiere así cuelgues una foto con Brad Pitt que le va dar igual lo que pongas. Entiéndeme: no/te/quiere....

Por eso,  y dado que las gentes estamos hechas de sentimientos, de pasiones, de deseos, de momentos, yo prefiero no saber o saber lo menos posible todo lo que hace la gente que quiero y me rodea.

Somos tan vanidosos y ególatras que nos creemos únicos y especiales para los demás,  cuando en realidad, podremos ser especiales, pero no únicos.

Otra cosa es que nos lo creamos, se vive mejor en el engaño.

¿De verdad quiere usted saber lo que piensa su jefe o sus compañeros de usted? Yo no.

¿De verdad que quiere saber lo que opinan de verdad sus hermanos sobre algo concreto suyo? Yo no.

¿De verdad que quiere usted conocer los deseos más íntimos de su pareja?

Que le gusta el nuevo vecino, que llegó un compañero de trabajo muy atractivo,  que su jefe la invitó a cenar, que tu mejor amigo se insinuó, que conoció a alguien en Instagram muy interesante. Yo no.

Es muy típico eso de: "yo quiero que me lo cuente todo, aunque me duela". Pues yo no.

Primero y principalmente porque te va a doler..., segundo, y no menos importante,  porque nunca te lo van a contar todo, logico, y sano...

No es cuestión de hacer referencia a perfectos desconocidos pero ¿cuántos de nosotros podemos dejar el móvil encima de la mesa con una tranquilidad del 100%? ¿Usted? ¿Sí?

Dado que, como dije al principio del artículo, no somos capaces de mostrarnos a nosotros mismos...yo prefiero vivir en la ignorancia, ignorancia de las cosas que me harían daño pero que no son vitales que las conozca.

No saber me hace más feliz, estar más tranquilo, sobre todo cuando los pensamientos tóxicos pueden dominarte.

No, hermano, amigo, jefe, no me digas lo que no quiero saber, te voy a seguir queriendo igual aunque no me gustara. Sí, ya sé que no soy tan especial, que no soy único,  que tengo miles de defectos,  pero si no me va a ayudar, no me digas nada.

Déjame vivir en mi mundo de mentira, te prometo que ser cobarde tiene sus ventajas, déjame vivir en la ignorancia.  Esa es mi elección.