Mira que hay cosas y asuntos sobre los que uno puede tratar en la vida, que si el fútbol, la política,  la religión, lo divino, lo sagrado y lo humano. Pero después de horas, días, meses y años hablando de lo que sea, ¿qué te queda si no es el amor que has dado y que has recibido? Amor en general, amor en plural, amor del que tú quieras,  pero amor a fin de cuentas.

¿Cuántas personas, animales, situaciones,  vivencias,  momentos, se han quedado en tu mente? Después de mucho opinar y opinar sobre el partido del sábado,  el penalti del domingo, el político de aquí,  el corrupto de allá,  lo que nos queda es el amor.

Puedes tener varias mascotas, pero alguna más que otra se te queda en el alma, lo recuerdas con un amor especial, marcó parte de tu vida, de tus momentos, de tu experiencia vital, de tus momentos felices, de tus miserias más oscuras.Ese/a y solo ese/a, por lo que sea, o ese más que los demás, se te quedó en el alma, son irrepetibles, fueron únicos.

¿Cuántas personas puedes conocer desde que empiezas a socializar? ¿Cuántas miles de personas pueden, de una manera u otra pasar de alguna forma por tu vida? Empiezas a ir al cole, ya tienes amiguitos de la barriada, pero empiezas a conocer a los del cole, sumas años, se van sucediendo las personas,  pero solo unas pocas llegan a ser tus amigos; amigos, que palabra más bonita. Sí, sin duda les fallas, los decepcionas, los apartas a veces, pero pasan los años y ahí están,  únicos también, irrepetibles, excepcionales; del inmenso universo los elegiste a ellos para que fueran tus amigos. Esos que, aunque veces les falles, sientes que son tu familia, que disfrutas de ellos con un simple café, que te conocen a veces incluso mejor que tú, esos que te llegan al alma, esos a los que amas.

¿Cuántas parejas pudiste tener? ¿Cuántas personas especiales? ¿Por qué algunos nunca dejan de irse? ¿Por qué algunos siempre están aunque se fueron?

Puedes estar solo, con alguien, en Madrid, en Vietnam, en Chile, en Benin, pero siguen en tu mente, no los cambiarías por nadie, porque lo único que quisieras es que estuviesen contigo a tu lado en ese momento, compartirlos con ellos, de la forma que fuera. Sabes que esos ya jamás se irán, da igual los meses, los años, no se irán, los recuerdas con amor, son demasiados los recuerdos. Puedes buscar e incluso encontrar (o creer falsamente que encontraste...), pero en el fondo de tu alma sabes que nunca serán como los que alguna vez formaron parte de tu vida. "Tú eres Cristina, Marco, Antonio, Raquel o Carlos" les dices, "no lo olvides nunca". Ellos no lo entienden, pero da igual, tú sí te entiendes y sabes que aunque estés viejo y decrépito seguirán en tu cabeza.

Por pura vanidad, y desde muy posiblemente una gran dosis de ingenuidad, uno pretende que sea también al revés,  saber o querer pensar que al revés pasará igual, que hagan lo que hagan, estén donde estén,  estén con quien estén, tú ya formarás parte de sus vidas, de sus recuerdos, de su momentos.

Siempre pensé qué el amor mueve el mundo, que de una u otra manera todos queremos sentirnos queridos, desde que somos niños y aunque nos hagamos mayores. El amor es, quizás,  el único sentimiento más fuerte que el miedo, el amor es seguro el sentimiento más bonito, tanto al darlo como al recibirlo.

Sí, no lo dudes, tú llegaste a mis entrañas,  y tú, y tú, sí,  sois pocos, pero sois únicos.  No lo olvidéis nunca, yo no os olvido porque estáis en mis entrañas.