Mi hermana Nuria y mi amigo Fermín

S.J. UVE


Ayer por la mañana temprano, mi hermana Nuria (mi debilidad fraterna), mandó un mensaje de WhatsApp al grupo de hermanos diciéndonos que nos quería mucho a todos y que no sabemos lo "afortunados" que somos, como por ejemplo por vivir en un país que no sea Ucrania. Se despertó melancólica.

A la vez, solo tres minutos más tarde, curioso, mi amigo Fermín mandó una canción del grupo The Cure, a la vez que nos decía que la vida es maravillosa, increíblemente maravillosa y, de igual manera que Nuria escribía la palabra "afortunados".

Mi hermana Nuria, mi amigo Fermín, comparten caracteres, ¿el que más? No sé cuál de los dos tiene el corazón más grande.

Y yo, que muchas veces, demasiadas, no paro de rumiar sobre la vida, en los años, en la muerte..., no pude dejar de pensar en lo "afortunado" que soy.

Y desde ayer, cada vez que miro las cosas, las miro desde el punto de vista de la suerte. Y mi mente, obsesiva, lleva horas dándole vueltas a todas las cosas que me pasan durante el día y que no aprecio, será porque el ser humano no es capaz de valorar lo cotidiano porque es lo "normal".

Así, esta mañana me he despertado. He dormido bien, hubo días, muchos en los que no dormía bien. Gracias.

Me he levantado para ir a trabajar. Hubo días en los que me levantaba e iba a sellar el paro. Gracias.

León duerme, se despierta, salta a mi lado, como cada mañana, está feliz, come, juega. Hubo días en los que Copito no durmió, se asfixiaba, se moría...Gracias.

Desayunando no recibía ninguna llamada preocupante, desayunaba en paz. Hubo días en los que desayunaba en un hospital, viendo a mi padre enfermo, viendo a mi madre enferma. Gracias.

Mis hermanos están bien, son parte de mi vida, me ilusiona verlos, están sanos. Gracias.

Mi sobrina Marcela va para el mes, cuando la vea no me la voy a quitar del pecho, no sé por qué pero está niña me ha llegado al alma, la edad...está sana, come, duerme, ríe, la aman. Gracias.

Millones de niños en el mundo mueren a diario porque ni para comer tienen, y si no es por la comida es porque un asesino, Netanyahu, decide bombardear hospitales en Gaza sin ningún rubor. Por cierto, tu Mesías cuando llegue te mandará al infierno, ni siquiera al purgatorio, no te lo mereces.

Y así podría estar dando las gracias cada cinco minutos por todo lo que va ocurriendo, ejemplo, tan simple como que no me duele nada, hombros aparte...

Y, sin embargo, a la vez, me sigo enfadando por tonterías, por nimiedades, desde el Madrid que me aburre jugando, desde la suerte que tiene el que saca un cinco doble y me come en el parchís, desde el que frena en el semáforo en amarillo y no pasa mientras que yo vengo deprisa por detrás, desde la tapa del yogur que se me cae justo por la parte que tiene yogur, desde León que pisa el único charco de la calle, desde el Internet que no va bien en casa y se me cortan las películas, desde, desde, desde...tonterías.

Sí, ambos tienen razón. En una cantidad casi infinita de cosas somos muy afortunados.

Les dejo, se me acaba de caer la naranja al suelo. ¡¡Joder!!