El terremoto de Marruecos y las monarquías

S.J. UVE


Mohamed VI / Imagen cedida
Mohamed VI / Cedida

Curioso esto de las monarquías y sobre todo el apoyo popular que tienen. Esto es como la iglesia y el chiringuito que montaron hace siglos y que perdura por los siglos de los siglos, teniendo como Dios a un tipo que no se parece en nada a lo que es hoy su jerárquica eclesiástica. Bienaventurados los pobres porque de ellos... Pero a lo que vamos, qué curioso como el pobre, el pobre de verdad apoya a quien se preocupa por ellos menos que yo por la teoría de los agujeros negros.

He aquí, un país, Marruecos, pobre de cojones y no precisamente por voluntad divina, sino por un Rey que, apoyado por una élite de poder, mira lo que ocurre en su país desde su mansión con vistas a la torre Eifel en París.

Destrozado por un terremoto brutal, no aparecerá por esos pueblos de Dios (llámenle Alá, Jesús, Shidarta o Eustaquio), porque su pueblo le importa menos que a mí la selección española de fútbol. Hasta aquí nada nuevo, típico de las monarquías, la suya en concreto entre las más ricas del mundo, gracias a tener en propiedad básicamente los recursos naturales del país.

Y aquí el amigo, enchido de amor patrio, se permite el lujo (claro, a él no le afecta nada), de rechazar la ayuda humanitaria de Francia por la posición de esta sobre el pueblo saharaui. Ole tus huevos, picha; lo que te importa a ti la gente. Con la falta que hace cualquier tipo de ayuda y tú la rechazas, ya dicho sea de paso, por un asunto en el que medio mundo mira hacia otro lado y España se baja los pantalones, imagino que por la amenaza del reino alauita de "abrir" las fronteras como ya pasó en Ceuta hace algún tiempo. Resumiendo: "o haces lo que yo quiera o te vas a cagar".

Curioso, como digo, como el pueblo, no sé si por miedo, no sé si por ignorancia, sobre todo el pueblo más llano, se pone del lado de semejantes sátrapas. Ahora vete a un bar y verás su foto colgada en todos lados, yo la iba a tener, sí...

De estudio antropológico y sociológico saber por qué esto es así. A nosotros no nos coge tan lejos, y ahí tenemos a un rey emérito, delincuente, corrupto y protegido por el status quo (los borbones siempre han sido propensos a la corrupción, lean sobre Fernando VII o sobre Alfonso XIII, por poner dos ejemplos), que no está en la cárcel porque sus delitos prescribieron (cosa que sus defensores parecen olvidar), que no está en la cárcel porque no se llama Juan García, y que no está en la cárcel porque el mundo está hecho por y para los poderosos. ¿Lo sorprendente? Que venga mañana a Ceuta, ¿apostamos a que se llenan las calles? Para aplaudir a un delincuente, no lo olviden, que delincuente no es solo el negrito que salta la valla...  qué va, hay más.

Y ahí transcurre el asunto, Marruecos se hunde en la miseria, su rey se hartará de jamón y vino allá en sus palacios, mientras que muchos de los que lo idolatran, quiero pensar que por ignorancia, se mueren de hambre. Pues nada, larga vida al rey.