-Lo suyo no fue un fichaje propiamente dicho. ¿Cómo empezó todo? -Con Javier Clemente. Una vez la selección se concentró muy cerquita de mi salón, en Oviedo, y Luis Enrique, que vino a cortarse el cabello, trajo después a algunos jugadores. Al enterarse, Abelardo hizo lo mismo con varios del Barça (Zubizarreta, Guardiola, Amor)... Así que la cosa llegó a Clemente, que se interesó: «¿Quién es ese peluquero?». Y me llamaron. Y aunque el seleccionador me advirtió («cuidado, que yo me lo corto en Bilbao»), le atendí y quedó satisfecho. Después me volvieron a llamar para otra concentración en Sant...

En el silencio imponente de la plaza de Bayona, aún resonaban los ecos de la importante tarde del día anterior. Todos los sonidos del toreo se oyen con nitidez: las voces de los toreros, los consejos del callejón, el paloteo de las banderillas, la respiración de los toros. La afición bayonesa escucha la lidia. Cuando se perfiló Luis Bolívar con la espada, se cortaba el aire callado. Un ¡ohhhhh! de admiración recorrió todos los tendidos al unísono ante la belleza de un volapié sin parangón. La perfección de la suerte ejecutada en sus tiempos y la colocación formidable y hasta la cruz del acero...