- viernes 17 mayo 2024
Los tunecinos que empezaron las protestas que acabaron con el régimen de Ben Alí temen ahora quedar excluidos
En Túnez, el carro de la revolución está ya tan lleno de conversos que quienes la empezaron, los desheredados del olvidado interior del país, corren el riesgo de ser excluidos una vez más, algo a lo que se están resistiendo a golpe de manifestación diaria. Mientras, los mismos hombres que hasta hace dos semanas le suplicaban al dictador Ben Alí que se presentara de nuevo a las elecciones tratan ahora de confiscar las riendas del cambio e intentan relegar a un segundo plano a aquellos tunecinos como los que desde hace días acampan al raso frente al Palacio del primer ministro.
El presidente de la Ciudad continúa defendiendo a capa y espada el traslado del mercado central a la Manzana del Revellín. Una postura que lleva a realizar consideraciones cuando menos curiosas, como las que ha llevado a cabo al reiterar su argumento de que el mercado de abastos es una parte más de la cultura ceutí. La cultura es "cuestión de conceptos", según el presidente, que no cree "en una cultura restringida a las manifestaciones culturales destinadas a las elites" como el "teatro, la ópera o los cuadros de Miró o Picasso, siéndolo".