íntimos

Vivas "pone la mano en el fuego" por Bel y repudia a su corte de nuevos enemigos íntimos

- El presidente tacha a los integrantes de la "inesperada alianza" de quienes antes le vitoreaban y ahora le atacan "desde la mentira y la manipulación" de "inquisidores, resentidos, oportunistas sin escrúpulos y profesionales en sacar tajada"

- El líder del Ejecutivo local anuncia que, si su partido le apoya, volverá a presentarse en las elecciones de 2015

- "No nos dais miedo", advierte a sus "aduladores de antaño"

Enemigos... íntimos

LONDRES- El primero viste de forma desgarbada, sin importarle si la camisa va por dentro del pantalón. Con el segundo es casi impensable que los gemelos no sean del mismo tono que la corbata. El primero dice todo lo que se le pasa por la cabeza. El segundo piensa hasta tres veces sus palabras de acento «posh» que revelan sus orígenes de cucharilla de plata. Boris Johnson y David Cameron no pueden ser más distintos. Sin embargo los dos comparten las ansias por convertirse en «premier». Y he aquí el gran dilema.
Durante doce años los británicos han sido testigos de un peculiar enfrentamiento entre Tony Blair y Gordon Brown, y ahora parece que la historia volverá repetirse con los herederos de Thatcher.
La tensión entre el singular alcalde de Londres y el líder conservador aumenta a medida que se acercan las elecciones y toma cada vez más fuerza la posibilidad de que los «tories» se muden al número 10. Los dos se odian, pero saben que ahora se necesitan más que nunca. Sin uno u otro el partido no conseguirá su gran sueño.
Alumnos de Eton
La relación entre los dos enemigos íntimos viene de lejos. Aunque los dos estudiaron en el elitista internado de Eton, no se conocieron hasta que llegaron a Oxford. Allí Cameron, «Dave» para los amigos, no destacó especialmente por ser un líder. Era un joven atractivo, seguro de sí mismo y rodeado de hijas de diplomáticos que bebían los vientos por él. Tenía un discurso elocuente, pero nadie hubiera dicho que estaba interesado en la política. Prefería jugar al tenis, escuchar a Phil Collins y pasarse horas en «The Hi-Lo Café», un pub caribeño donde ocasionalmente hacía de «babysitter» para los dueños.
Johnson, sin embargo, mostró su ambición desde el primer momento. Era único aludiendo a los clásicos en los improvisados discursos que se montaban en las escaleras. Nadie hablaba como él. De familia mucho menos pudiente, no tuvo sin embargo problemas con codearse con los hijos y sobre todo las hijas de la alta sociedad. Pero su ajetreada vida social no le apartó de su gran obsesión, presidir la reputada Oxford Union Society. Se presentó como candidato varias veces, no siempre con los «tories», y finalmente consiguió su objetivo en 1985.
Las aficiones de uno y otro eran de lo más dispares, pero ambos eran miembros de la misma hermandad: el «Bullingdon Club», una selecta sociedad de la que antaño participaron incluso reyes. Sólo un dato, el esmoquin que tenían que llevar sus miembros costaba por aquel entonces 2.000 libras.
Todo hacía pensar que sería Johnson quien se dedicaría a la política, pero al terminar la universidad se fue por la rama del periodismo y fue Cameron quien sorprendió a todo el mundo concertando una cita con el partido Conservador. El mismo día que se presentó a la entrevista, la formación recibió una misteriosa llamada de Buckingham Palace avisando de la visita de un «joven prometedor excepcional». Nadie sabe a día de hoy quién la hizo. El caso es que, con una brillante intervención en el Congreso de Blackpool, aquel joven se convirtió en 2005 en el líder de la formación.
Tres años más tarde, sus caminos se volvieron a unir. Cameron no dudó en tirar de su «amigo» para presentarle como candidato a la alcaldía de Londres. Por aquel entonces, más que por sus logros políticos, Johnson era conocido por su verídico «club de fans», sus líos de faldas con compañeras y sus míticas intervenciones televisivas. Pero ¿qué otro podría haber derrotado a Ken Livingstone, el perpetuo rebelde del partido Laborista?
En aquel momento se dieron cuenta de que se necesitaban. Pero ahora el panorama es distinto. La última anécdota que revela la tensión que existe entre ambos salió a la luz esta semana. La Prensa reveló que Johnson había recibido un mensaje al más puro estilo «El Padrino» tras su intervención en el congreso anual del partido.
Comienza la batalla
Mientras el líder «tory» quiso pasar de puntillas sobre el Tratado de Lisboa, el alcalde realizó un apasionado discurso pidiendo un referéndum. Un fiel aliado de Cameron pensó que había que advertirle de alguna manera de su torpeza y le mandó el siguiente texto: «La venganza es un plato que se sirve frío».
De momento, ambos guardan las formas y expresan su amor eterno en cada aparición pública, pero los británicos están ya curtidos en este tipo de amistades. De cara a las elecciones nadie puede meter la pata, pero ¿y luego? La batalla sólo acaba de comenzar.
 

Florentino-Laporta, enemigos íntimos

A tenor de los acontecimientos, parece claro que estos dos ciudadanos tienen conceptos radicalmente distintos del fútbol y de la vida. O quizás no tanto. Joan Laporta, presidente del F. C. Barcelona: «El modelo que lidera el presidente del Real Madrid es imperialista, con ciertos aires de prepotencia y tiene sus orígenes en el chollo. Estoy muy satisfecho de promover un modelo que para mí es mucho más serio, basado en el esfuerzo, el talento y la previsión. Un modelo que provoca un crecimiento sostenido y que no toma los riesgos que están tomando otros». Florentino Pérez, presidente del Real ...
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