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Opinión

Navidades laicas

El último tramo del pasado fin de semana fue para mi de absoluto aislamiento. Ataviado con un pijama, una bata, unas zapatillas y una manta, vine a pasar el domingo aislado de internet, informativos y prensa, disfrutando de la trilogía de El Señor de los Anillos. Para mis amigos frikis, decir que junto a la de El Padrino es la segunda que me cepillo en veinticuatro horas. Así que llegué a mi habitación y, como decía el chiste, me sentía como la abuela que se toma la pastillita que buscaba la nieta: cerraba los ojos y veía dragones y enanos por todos lados.
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