El último tramo del pasado fin de semana fue para mi de absoluto aislamiento. Ataviado con un pijama, una bata, unas zapatillas y una manta, vine a pasar el domingo aislado de internet, informativos y prensa, disfrutando de la trilogía de El Señor de los Anillos. Para mis amigos frikis, decir que junto a la de El Padrino es la segunda que me cepillo en veinticuatro horas. Así que llegué a mi habitación y, como decía el chiste, me sentía como la abuela que se toma la pastillita que buscaba la nieta: cerraba los ojos y veía dragones y enanos por todos lados.

Por eso, cuando ayer me reincorporé al mundo real, talados los árboles de la Asamblea -o lo que fuese- del PSOE local, me encuentro con dos noticias que me provocaron un aumento de cabronina, con peligrosa derivación en risa floja.

La primera de ellas, el doble zapatazo a Junior. "Qué mala puntería tiene el nota. La culpa también será del zapatero", pensé. Y la segunda, la enésima cachondada en torno al B.R.C (Buen Rollito por Cojones): el bautizo laico. Bautizar o no a los niños me parecen, ambas, dos opciones muy respetables. Pero una cosa es esa y otra hacer el lila para acabar en una monería muy progre, que por cierto algunos hemos celebrado partiéndonos la caja. Mondándonos de risa porque, y ya lo deje escrito hace un par de años, con tanta laicidad y tanta tontería de salón al final lo que se ha conseguido es que quienes no vamos a la Iglesia más que para actos sociales terminemos huyendo también de este tipo de historias. Queramos o no, nuestra sociedad -también la laica- está articulada en torno al cristianismo. Y si no, invito a todos estos bautizalaicos a que el día 25 vayan voluntariamente a trabajar, ya que ellos no creen. O a que se incorporen el domingo, que no es festivo por que si, sino por ser fiesta de guardar y día del Señor. O el jueves y viernes santo que vayan a currar. Y ahora vienen las navidades. Ya me estoy imaginando los villancicos laicos. "Pero mira como beben, con cerveza 0'0, los peces en el río, y las pezas también". Qué bonito, ¿eh?.. Si no, imaginen también a mi admirado Raphael cantando "los técnicos y técnicas en conducción de ovejas quieren ver a su jefe del Estado plurinacional. Ropopompom, ropopompom". O aquel anuncio de "Vuelve, a casa vuelve, con laicidad". Los vellitos de punta, lo juro. Que si: que yo también estoy hasta el gorro de telemaratones, villancicos, pavo hasta el quince de enero y demás cositas de la navidad. Pero lo estoy más de la corrección política, que nada tiene que ver con el respeto a lo diferente. Estoy más que harto de pedir perdón por respirar, no sea que hiera sensibilidades. Y a pesar de que esto posiblemente me motive un buen número de comentarios del Comando LOGSE, felices fiestas a todo el mundo. Y quien quiera, que me busque el veinticuatro por Velarde o el Poblado Marinero, que vamos a reventar cantando villancicos y tomando sidra. Pero ustedes ponen la botella de anís y el cuchillo de untar.