madrugada

Tirotean de madrugada la vivienda de varios familiares del ‘vasco’

El enfrentamiento que desde hace meses mantienen la familia del ‘vasco’ y la del ‘Tafa Sodia’ vivió el pasado fin de semana un nuevo episodio, después de que los primeros fueran víctimas de un nuevo tiroteo, esta vez contra la vivienda que ocupa la hermana y varias sobrinas.

La madrugada del sábado al domingo ganamos una hora al reloj

A las 3.00 de este domingo, 25 de octubre, tendrás que retrasar tu reloj hasta las 2.00. Este simple gesto, que todos los europeos hacen desde 1981, significará que cada día anochecerá más pronto y amanecerá antes. De esta forma, las autoridades afirman que se ahorra energía en invierno: según estimaciones del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), se prevé un ahorro del 5% en iluminación, equivalente a un gasto de unos 300 millones de euros. Del total de esta cuantía, 90 millones corresponden al potencial de ahorro de los hogares, mientras que los otros 210 millone...

Madrugada en la luna

Una efeméride tan tremenda como la del hombre que pone el pie en la Luna concentra el recuerdo en aquello que estábamos viviendo a la ocasión, mientras se producía tal suceso. Aquello no sólo dejó recuerdos individuales imborrables, sino que dio, literaria y poéticamente, al traste con el misterio de Selene, rodando tranquila por montes y valles, desmelenada y prófuga entre nubes, aquella Luna de Víctor Hugo, eminentemente teatral y romántica, aquella Luna de Leopardi... La Ciencia había ganado una certidumbre pero, bien pensado, la literatura y la poesía en su entraña más subjetiva no perdieron nada. Éstas, como la religión y la mística, son sentimientos aparte, que valen por su enardecimiento subjetivo, más allá de la lógica o de las evidencias materiales. Los poemas de Hugo o de Leopardi no han perdido la menor calidad por aquello, siguen siendo admirables. En la novela negra, la Luna, con su luz de suspense, permanece como misteriosa encubridora de delincuentes, asesinos y monstruos. No le hizo perder el menor prestigio a la Luna de los apaches o de Jack el destripador. En relación con este caso, recordemos el dicho: «Cobra fama y échate a dormir». La Luna sigue siendo un mito. Un mito conquistado y violado, pero mito. Aunque sea una masa de tierra, es providencialmente necesaria como referencia material y sentimental, y después de violada, quisiéramos pedirle en matrimonio y llegar a habitarla. Pero lo chusco de aquel impacto público es que está lleno de anécdotas personales de todo tipo, además de su decantado reflejo en las artes, a veces con detalles tan magistrales como el siguiente. No tengo más que citar la película «Trafic», de Jacques Tati. Aquí se puede apreciar una escena tan hilarante como tierna. Tati es un humorista de lo más profundo y de lo más semejante a Chaplin. Su filmografía es, hoy por hoy, una joya de cinemateca. En esta corta escena, nos hace ver a un par de mecánicos que reparan un coche por la mañana, después de haber visto en la madrugada, por televisión, aquel desembarco sin peso en la Luna. Juegan a reparar el coche imitando el «ralenti» -tan cinematográfico- de los astronautas. Entre las infinitas alusiones al alunizaje que se produjeron en el arte, ésta es para mí la más entrañable. ¿Por qué? Como muchas gentes, no dormí esa noche -en España- por razones profesionales. Las restricciones en el suministro eléctrico nos obligaban a ensayar por la noche, a partir de la segunda función de la jornada. Ensayábamos «Los fantásticos», una comedia musical que había tenido un éxito de años en Broadway, con Elsa Baeza y Eusebio Poncela de protagonistas, y José María Pou dándoles la réplica, todos jóvenes y desconocidos, menos aquella encantadora Elsa, después mujer de Valerio Lazarov, un mago televisivo del «zoom». Habíamos tenido un en- sayo agotador, hasta las cuatro y media de la madrugada, y salimos del teatro Reina Victoria todavía excitados, discutiendo, bromeando, callejeando... Y, de pronto, nos paramos ante un gran escaparate, con cinco o seis televisores en marcha. Presenciamos con estupor aquella misma escena que Tati reproduce, convertida en una bella hipérbole llena de gracia, la misma que vieron tantos trasnochadores o trabajadores o insomnes en gran parte de Europa. La madrugada ironizada por Tati tuvo ese acierto máximo de interna conexión con el público. Y lo que me sucedió después contribuyó a hacerlo todavía más memorable, porque, festejando tal evento, estuve a punto de quedarme tuerto por el taponazo de una botella de cava. Luego llegó el fracaso de «Los fantásticos» y la evaporación de un sueño. Pero todo se termina fundiendo con la impresión de aquella madrugada, que dejó de ser cotidiana para gran parte de la humanidad. Todo lo mitifica el arte, a todo le saca un estremecimiento subjetivo. El arte mantiene mitificada a la Luna por necesidad referencial y espiritual, y esa madrugada de Tati, en la Luna, es ya un icono nostálgico para muchos espectadores y cinéfilos, para muchos profesionales del espectáculo y muchísima gente del común, que vivieron lo mismo aquel amanecer en el futuro.
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