- domingo 28 abril 2024
La muerte de nuestra Semana de PasiónEl Pueblo de CeutaEn ocasiones, cuando nuestros gobernantes adoptan decisiones vagamente reflexionadas, estas pueden provocar daños irreparables para los intereses de la ... |
Julia Regén, pregonera de este año 2010, realzó ayer durante su discurso el papel de la mujer en las cofradías y recordó la importante labor que realizan cada uno de las personas que participan en esta celebración.
Pasión y vida de la fotografíaEuropaSur... de Juan Villalta Rivas "es un compendio de realidad y fantasía que debe ser conservado y dado a conocer como un bien cultural del Campo de Gibraltar". ... |
Jamás pensé que esta ciudad me iba a impactar tanto. Los reportajes no reflejan bien su esencia. Estambul no sólo hay que verla, sino vivirla, sentirla, oírla... Ni una imagen ni mil palabras son suficientes. La antigua Constantinopla engancha. Roba el corazón, el alma y la cabeza de sus visitantes. La antigua capital del Imperio Otomano me sedujo hasta el punto de que siempre digo que es la ciudad más bonita del mundo. Al menos de las que conozco.
Al margen de estas máximas, que quizá tenga el toque de exageración que corre por mi sangre andaluza, Estambul sorprende por sus contrastes, por su color, por su fusión de culturas, por su entorno natural perfilado por el Cuerno de Oro, por sus atardeceres, por sus gentes sencillas y extrovertidas, por sus diferentes barrios, por sus palacios, por sus mezquitas, por su gastronomía...
Recuerdo, como si fuera ayer, la primera vez que la visité en mayo de 1995. El aeropuerto reflejaba el alma de esta urbe, que rezuma historia. En el ir y venir cotidiano se veían ciudadanos que viven su religión con rigor y otros que hacen gala de su liberalidad; hombres y mujeres ataviados con ropas anticuadas y otros que visten a la última moda.
Para terminar, algunas sugerencias. Uno, no deje de hablar con sus habitantes, sobre todo con los que se ganan la vida en las márgenes del Bósforo; dos, contemple el atardecer sobre el río desde la Torre Gálata. Recorra despacio sus palacios y mezquitas. Y, cuatro, descubra los barrios menos turísticos, como Ortaköy; otra forma de disfrutarla apasionadamente.