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Un ataque aliado mata por error a 13 rebeldes libios

Ahora que parecen más disciplinados y que algún mando prestigioso aparece por el frente de batalla, ahora que se impide a todo no combatiente aproximarse a la línea de fuego, los sublevados contra Muamar el Gadafi, también pendientes de los campos minados, sufrieron la noche del viernes un golpe inesperado. Un bombardeo de aviones de la OTAN mató a 13 milicianos y personal médico en los alrededores de Brega, una pequeña ciudad que acoge enormes instalaciones petroleras y de gas.

Gadafi frena el avance de los rebeldes a las puertas de su ciudad natal

Era de esperar que las tropas de Muamar el Gadafi echarían el resto en las inmediaciones de Sirte, ciudad natal del dictador libio. La fulgurante desbandada de los soldados, que la víspera retrocedieron cientos de kilómetros ante el vertiginoso avance rebelde durante el fin de semana, se ha detenido a un centenar de kilómetros de esa localidad a la que el régimen barajó convertir en capital del país, y que es sede de una importante base militar. Resisten los uniformados del dictador la embestida siempre caótica de los rebeldes, incapaces de avanzar de no ser por la crucial ayuda de los bombardeos de la coalición internacional que ayer atacaron objetivos en Sirte.

Los rebeldes pasan al contraataque

Hakim Abdalá irradia felicidad rodeado de viviendas en ruinas. Diez días de asedio de las tropas de Muamar el Gadafi a Ajdabiya, cruce de caminos estratégico, son historia desde hace pocas horas. Los rebeldes acaban de reconquistar la ciudad libia en un campo de batalla que parece un acordeón. Los soldados se han retirado. Un duro golpe para el coronel al mando en Trípoli, y una inyección de moral para unos rebeldes que el domingo pasado, con los tanques del déspota en la puerta de Bengasi, temían un baño de sangre. Pasa media hora del mediodía y docenas de insurgentes disparan al aire sus ametralladoras y baterías antiaéreas. El júbilo es desbordante y el estruendo, ensordecedor. Gritan "Dios es el más grande" mirando al cielo, desde donde los aviones aliados dispararon de madrugada sus misiles contra los militares leales al tirano. Los pocos civiles que resistieron el cerco agradecen la ayuda extranjera. Sin ella, Ajdabiya sería aún un infierno.

Los rebeldes temen un baño de sangre ante la ofensiva de Gadafi

Un bando, las fuerzas de Muamar el Gadafi, está crecido, ataca con vigor a los rebeldes y desafía a Occidente y al presidente francés, Nicolas Sarkozy. El otro, los insurgentes de Libia, desmoralizado y esperando lo peor ante la inacción de las potencias mundiales: un baño de sangre. Y ambos propagan rumores para elevar la moral de los suyos y abatir la voluntad del enemigo. Pero las tropas del dictador, a tiro de piedra de Bengasi, la ciudad cuna del alzamiento, mantienen sin duda la iniciativa y bombardean las poblaciones donde aún ondea la bandera tricolor de los opositores al régimen, en evidente repliegue desde el desierto a las zonas urbanas. Muchos expertos opinan que la guerra de guerrillas en las ciudades, al menos en la región de Cirenaica, está próxima.

Los rebeldes huyen ante el avance de Gadafi

Muamar el Gadafi, un apestado para la gran mayoría de los Gobiernos, conoce cómo funcionan los entresijos de la diplomacia mundial. Pasan lo días y los países con poder para frenar la campaña armada del dictador libio se recrean en sus deliberaciones. Estados Unidos elude aparecer como el impulsor de otra operación militar en una nación árabe, y la Unión Europea muestra su incapacidad para ir más allá de sanciones económicas. Gadafi saca partido de la coyuntura y se hace fuerte. Las pequeñas ciudades petroleras del oriente de Libia caen una a una, y las tropas del tirano acorralan a marchas forzadas a Bengasi, la ciudad donde nació la revuelta hace un mes, después de una semana de lucha en un frente de batalla estático. Los rebeldes están en retirada. Al borde de la rendición.

Gadafi socava la unidad de los rebeldes

Un maestro de la manipulación, un superviviente nato, no podía dejar de intentar una treta política más. Muamar el Gadafi, aislado ante el mundo y acorralado en Trípoli, aunque aún fuerte en el combate contra los rebeldes libios, propuso ayer a los insurrectos abandonar el poder a cambio de una fuga honrosa con su botín a cuestas. Muy probablemente conocía que la respuesta de los sublevados sería negativa. Pero sí consiguió el dictador dividir al Consejo Nacional, el Gobierno de facto de los alzados en la oriental Cirenaica. Mientras su presidente, Mustafá Abdelyalil, ofrecía 72 horas a Gadafi para que abandone el poder con la promesa de que no sería perseguido por sus crímenes, el portavoz, Abdelhafiz Ghoga, se apresuró a rechazar todo compromiso. Primero debe renunciar. Después, ya se verá.

Las fuerzas de Gadafi diezman a los rebeldes en el centro de Zauiya

Los combates causan más de 200 muertos en dos días en la ciudad del oeste de Libia, a 50 kilómetros de Trípoli

 

Poco después de regresar del infierno de las trincheras, el oficial británico e historiador James Edward Edmond escribió: "Las bases de la victoria final [contra Alemania] en el Frente Occidental fueron sentadas por la ofensiva de 1916 en el Somme" (Francia). Era en el occidente de Libia donde parecía jugarse un momento decisivo en el conflicto que opone a las fuerzas del dictador Muamar Gadafi con la insurgencia prodemocracia. La batalla de Zauiya, ciudad a tan sólo 50 kilómetros de Trípoli, la capital aún bajo control del régimen, podría ser como el Somme de la Primera Guerra Mundial, simplemente por ser, hasta ahora, la más sangrienta: al menos 200 personas han muerto y cientos han sido heridas, según fuentes hospitalarias, en dos días de duros combates.



Gadafi contraataca en el este mientras los rebeldes avanzan hacia su feudo en Sirte

La situación en Libia se estanca entre la violencia, la confusión y la desinformación de un régimen que no da por perdida ninguna batalla. Mientras los rebeldes aseguran continúan su avance hacia el oeste, el régimen de Gadafi, que ayer golpeó duramente algunos feudos rebeldes y que ahora se presenta como último bastión frente a Al Qaeda, ha afirmado en la televisión pública que la revuelta había sido derrotada en Al Zauiya, Rus Lanuf, Misrata e incluso Tobruk, en el extremo este del país. Decenas de afines al dictador lo han celebrado en Trípoli, ciudad en la que se han oído disparos durante la noche que ahora el régimen atribuye a esas celebraciones, según informa la BBC.

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