Parecía algo fácil, pero no. Parecía que no había más que cerrar la llave de paso durante un rato, levantar el suelo y colocar masilla, vendas o parches reparadores en la tubería afectada (o sustituir el tramo dañado por un repuesto), pero tampoco; es mucho, muchísimo más complicado. O eso dicen desde ACEMSA...

Lo que, a priori, también parecía fácil era obtener alguna respuesta al respecto por parte de la sociedad municipal, pero nada más lejos de la realidad. El director gerente de la mercantil, Juan Manuel Sánchez Valderrama (ese mismo al que, hace ahora cuatro meses, le subieron el sueldo un 20%), no parece estar por la labor de atender a este digital a propósito del garaje encharcado al que se accede por la calle Amargura. A pesar de la insistencia del que escribe estas líneas, el funcionario ha rehusado, hasta hoy, pronunciarse sobre el tema.

El tiempo corre; el agua se sigue perdiendo y ello, costando dinero a la Administración, pero ni siquiera eso parece acicate para que el área de Medio Ambiente se decida a mover ficha de una vez por todas. Decíamos que la cosa no es fácil porque es necesario -aseguran- reformar la propia calle Amargura. Toda la calle Amargura. Si no se ha hecho ya es por una cuestión estrictamente burocrática (cómo no...).

Consultado por este digital, el Gabinete de Comunicación del Gobierno local detallaba que "el proyecto de obra ya está listo". Hoy por hoy, a fecha de 16 de enero de 2024, "se está en fase de culminar el procedimiento para sacar los trabajos a licitación". Eso es, de momento, todo lo que se sabe sobre el asunto.

Alega el Ayuntamiento que ya informó en su día de la situación a los propietarios por mediación de los Servicios Técnicos de la misma ACEMSA. Lo que aún no ha aclarado el ente público (ni a los residentes ni a nadie) es por qué hay que llevar a cabo una obra casi faraónica para arreglar un tubo de servicio. La única explicación ofrecida -algo tibia- es que "la acometida y las tuberías son antiguas". Nada más.

Por más que los vecinos quieran (y vaya si quieren) que la problemática no se prolongue más en el tiempo, "sin la actuación prevista, no puede haber reparación". La espera, por tanto, va a ser completamente inevitable; solo queda armarse de paciencia. Por fortuna para quienes habitan el inmueble afectado, la realización de las tareas programadas no afectará a su bolsillo. "No tendrán coste alguno para la comunidad", adelantaban -por si había dudas- de parte del Ejecutivo.

En medio de la pausa, el garaje, claro está, continúa encharcado. El presidente del edificio insiste: "Cualquier día, ocurre un accidente; las vigas y el hormigón llevan mucho tiempo en contacto con el agua; el techo podría acabar viniéndose abajo". Muy a pesar de los deseos y el ansia, por ahora, sigue sin haber obras a la vista.