Ni las palmeras, ni las tumbonas vacías, ni las cristalinas y quietas aguas del Parque Marítimo del Mediterráneo en una calurosa noche de verano, restaron solemnidad al discurso del presidente de la Ciudad, Juan Vivas, en el acto institucional del Día de Ceuta marcado por dos ejes que han vertebrado la escena política en el último año: el orgullo por el modelo de convivencia de Ceuta y el impacto de la crisis migratoria y diplomática con Marruecos de mayo de 2021.

Un discurso muchas veces repetido por el presidente en estos turbulentos últimos tres años en los que Ceuta ha sobrevivido a varias crisis encadenadas: el bloqueo de Marruecos, la pandemia de Covid-19 y el consiguiente cierre de la frontera que se prolongó dos años y las dos jornadas de mayo que pusieron el corazón en un puño a los ceutíes, que asistieron a la entrada de alrededor de 15.000 marroquíes, muchos de ellos menores no acompañados, a través del espigón del Tarajal. Todo ello aderezado por la irrupción de la ultraderecha en la Asamblea con los diputados de Vox, que han convertido el Pleno de Ceuta en una olla a presión en el que la crispación amenaza con hacer saltar las costuras de la convivencia.De las tres primeras crisis ha salido indemne Ceuta, maltrecha pero en pie, falta resolver la cuarta, a la que solo pueden dar respuesta las urnas. A la espera de la cita electoral, Vivas trufó su discurso con mensajes dirigidos a Vox.

“La crisis de mayo nos desveló que no todas las amenazas y riesgos proceden del exterior”, ha recordado Vivas, en alusión al intento de los de Abascal de sacar rédito electoral a la tensión de aquellos días. “Tenemos la necesidad de preservar la unidad de los ceutíes en la defensa de nuestra irrenunciable españolidad, afirmando, de manera serena pero firme, que la Ceuta de las cuatro culturas es una realidad incontestable; que la convivencia nos enriquece y distingue como pueblo; que todos los ceutíes son y se sienten españoles, recen como recen y se llamen como se llamen.  En vez de dividir, enfrentar, excluir o rechazar, unir, sumar y compartir. Esta es la clave para un presente y un futuro de concordia, paz y armonía en nuestra ciudad. Una causa a la que debemos entregarnos con todas nuestras fuerzas, cueste lo que cueste, hasta el último aliento, porque lo otro, la división y el enfrentamiento de los ceutíes por motivos religiosos, culturales o étnicos, es el camino de la inestabilidad en todos los aspectos y la ruina, de la perdición sin retorno”.

Un mensaje e igualdad “entre españoles” que Vivas ha repetido hasta la saciedad en todos los foros, del Senado a Bruselas y ante todos los interlocutores, ya fuera Pedro Sánchez, Núñez Feijóo o Isabel Díaz Ayuso. Y que ha vuelto a repetir en este Día de Ceuta 2022: “Conviene reiterarlo por si todavía alguien lo duda, aquí, como en el resto de España, no existen españoles de diferentes categorías, todos iguales en derechos, deberes y obligaciones, sin ningún tipo de discriminación; todos al amparo de una misma ley; todos al abrigo de una misma bandera. Aquí, como en el resto de España, nadie está atribuido para juzgar los sentimientos de los demás”. 

Para encarar el futuro, que se asoma tan esperanzador como amenazador, Vivas ha recurrido a los orígenes, a Pedro de Meneses, cuya receta de “coraje. Audacia” siguen siendo válidas. Así lo recordaba Vivas: El 2 de septiembre de 1415, regresa a Lisboa D. Juan I de Portugal y deja al mando de Ceuta a D. Pedro de Meneses, nuestro primer gobernador.  Preguntado por el Rey sobre qué precisaba para cumplir con la misión encomendada, D. Pedro responde que “con este palo me basto”, el que portaba por estar jugando a la chueca (algo parecido al cricket) cuando fue requerido por su majestad.  Han pasado más de 600 años, y la frase sigue teniendo vigencia: para defender y gobernar a Ceuta podrán escasear medios y recursos pero nunca, nunca el coraje ni el valor, tampoco la audacia”.