Cuando está de mal humor, José Mourinho suele cambiar su atuendo de Adidas por otro de Porsche, marca que le patrocina a título individual y que es rival directa de Audi, compañía vinculada al Madrid. Ayer apareció en público completamente de negro, con la mirada nublada y el gesto sombrío tras el partido. Ultras Sur, el grupo más fanático de aficionados del Bernabéu, próximo a posiciones políticas de ultraderecha, había coreado su nombre en tres ocasiones para recibir otras tantas réplicas de silbidos desde el resto del graderío. El clima de enfrentamiento en la hinchada, activado desde la derrota (1-2) contra el Barcelona, tuvo al entrenador como causa principal. Él le quitó importancia. "No pasa nada", dijo; "no tengo ni idea de por qué me pitaron. Para mí, no es un problema. Es la primera vez que me pasa. No me ocurrió en el Oporto, ni en el Chelsea ni en el Inter... Pero existe una primera vez para casi todo".