Si durante los 19 días que duró la huelga de hambre de la activista Aminatu Haidar las relaciones de España con Marruecos se tensaron, ayer todo parecía estar al borde de una solución. Sin embargo, el Gobierno de Rabat paralizó «in extremis» el traslado de Haidar a El Aaiún en un avión medicalizado cuando el aparato ya estaba en la pista de despegue del aeropuerto de Lanzarote. El Gobierno español, tras nuevas gestiones políticas con el marroquí, había prometido a la activista el regreso a la capital del Sáhara Occidental, motivo por el que en la tarde-noche de ayer decidió volver a comer.
L...Jenson Button ha sacado los galones de nuevo Campeón del Mundo para ser el más rápido en la última sesión libre (1'40"625) en el nuevo circuito de Yas Marina en Abu Dhabi. El inglés ha superado 'in extremis' a su compatriota, Lewis Hamilton, que está completando un gran fin de semana con su McLaren.
Por detrás de los dos ingleses se ha quedado Ruben Barrichello mientras que Fernando Alonso está teniendo una gris despedida de su segunda etapa en Renault y sólo ha podido ser decimosexto, muy lejos de la cabeza.
Peor lo está pasando este fin de semana Jaume Alguersuari, que hoy no ha podido rodar al tener que cambiar el motor. Un problema hidráulico le ha dejado en el box y los mecánicos de Toro Rosso trabajan para que el catalán pueda estar en la calificación.
Toda Argentina respiró anoche a pleno pulmón después de que su selección se impusiese en un final agónico a Perú por 2-1. El gol del madridista Higuaín, en el minuto tres de la segunda parte, tranquilizaba a la selección que dirige Maradona, pero un tanto de Rengifo a un minuto del final llevó la decepción a la grada. Palermo, ya «in extremis», acertó a anotar el definitivo 2-1. Ahora, y a falta de una jornada que se jugará el miércoles, Argentina es cuarta, con 25 puntos, seguida de Uruguay, con 24, y Ecuador, con 23. La selección albiceleste depende sí misma.
El partido había colocado al sel...Es imposible sustraerse a la magia que irradia un país como Japón. El bullicio de las abarrotadas calles de Tokio nos traslada a un escenario futurista. El distrito de Akihabara es la meca mundial de la electrónica, la informática, los videojuegos y también el manga. El barrio de Ginza es el paraíso del lujo comercial. Shibuya es el territorio de las tribus urbanas de estética más rompedora. Pero también, templos sintoístas y budistas; la ceremonia del té; las ofrendas a los dioses; las reverencias de cortesía; el protocolo en el comer; la naturaleza intacta de algunos parajes; la majestuosidad del monte Fuji; los caucásicos ainu, legendario pueblo morador de la isla de Hokkaido o la educación y comportamiento peculiares de los nipones, que nos evocan un mundo anclado en un ignoto pasado.
Los japoneses se debaten entre el consumismo más exagerado, la adicción a la tecnología de última generación, la moda más transgresora y el más absoluto respeto a las tradiciones ancestrales.
Muchos visitantes, como los reflejados por Sofía Coppola en «Lost in Translation», pueden creer que ésa es una barrera cultural infranqueable. Nada más lejos de la realidad. Sólo con abrir los ojos y ensanchar la mente es fácil zambullirse en uno de los destinos más apasionantes que cualquier viajero se pueda proponer. Y seguro que ninguna percepción se perderá por problemas de traducción.
¿Puede el capitalismo ser humano?. ¿Pueden sus beneficios dejar de ser obscenos?. Estas y otras preguntas son a las que ha tratado de responder el Papa Benedicto XVI con su tercera encíclica. Y además, lo hace justo cuando se disponían a reunirse los países más poderosos de la tierra en torno al denominado G-8, para debatir de crisis, cambio climático y terrorismo.
