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Menorca: el enigma de las piedras

Nunca me he sentido «tan en una isla» como en Menorca. Y no me refiero a sufrir la típica sensación de limitación espacial, que algunos incluso califican como claustrofóbica, sino al hecho de tener la certeza de estar rodeados de mar y, si me apuran, a merced de él. No entendí cuál era el motivo de esta impresión hasta que, llegada la noche, comprendí que la ausencia casi absoluta de montañas  –el principal rasgo diferencial con sus hermanas baleares– era lo que provocaba la ensoñación de que cielo y agua se funden en uno solo y que la isla levita, y nosotros con ella, entre dos mares, uno salado y profundo, el otro infinito y cuajado de estrellas.


Objeto de deseo

Antes de iniciar mi viaje, la mayor parte de la información que había recabado en guías y páginas web hacía hincapié, sobre todo, en la cantidad y calidad de las calas que salpican los 216 kilómetros de litoral que tiene Menorca. Pero yo intuía que un lugar que desde la antigüedad fue objeto de deseo de fenicios, griegos, romanos, cartagineses, árabes, turcos, ingleses y franceses tenía que guardar más y mayores tesoros.
La primera constatación de esta realidad la obtuve en Mahón, mientras navegaba por los cinco kilómetros de su dársena, y al enterarme de que, si no fuera poco su impresionante longitud, también es el segundo puerto natural más profundo del mundo, sólo superado por el de Pearl Harbor. Pasear por las calles de Mahón-Maó, como allí gusta llamarle, es entender su pasado colonialista británico, que la llevó a ser nombrada, a principios del siglo XVIII, capital de la isla, en detrimento de Ciudadela. No podemos decir que Mahón sea una ciudad monumental; pese a ello, ese aire colonial tan acusado –apreciable en muchas fachadas adornadas con balcones y ventanas de guillotina– le confieren un aspecto elegante y distinguido que contagia al carácter de sus vecinos.
En la isla me cuentan que pocas ciudades tan próximas como Mahón y Ciudadela se han sentido tan lejanas. Los escasos 50 Km que las separan se hacen inmensos si atendemos a una rivalidad atávica que llegó hasta el punto de no prestarse auxilio mutuo en sendos saqueos por parte de piratas. En Ciudadela –Ciutadella, en menorquín– sí encontramos ese carácter monumental que echamos en falta en Mahón y que le ha hecho ser merecedora del título de Monumento Histórico-Artístico, gracias a sus numerosas casas palacio y a joyas como la catedral gótica, plagada de inquietantes gárgolas. Si Mahón representa el triunfo de la clase media y la apuesta por el comercio y la modernidad, Ciudadela se aferra a un pasado esplendoroso y aristocrático cargado de tradiciones centenarias transferidas con orgullo de generación en generación.


Piedras y viento

Muchas son las leyendas que he escuchado o leído sobre la Nura de los fenicios, Melusa para los griegos. Algunas hacen mención a su temible viento, la tramontana, del que se dice tiene un poder hipnótico que atrapa la voluntad del visitante y le obliga a quedarse allí para siempre. Pero los mayores enigmas están relacionados con la piedra, ya que hay pocos lugares en el mundo que puedan presumir de una riqueza megalítica con tantos vestigios arqueológicos como los que aquí encontramos.
Todo tiene su origen en torno al año 1400 a. de C. cuando una cultura casi desconocida, los talayotes, se asentaron en gran parte de las Baleares y construyeron moradas y templos a base de grandes piedras. Si bien algunas de estas construcciones encuentran semejanzas con otros distribuidos por Inglaterra o Francia, aquí encontramos un monumento único en el mundo, la taula. Por toda la isla podemos descubrir casi 30 taulas, compuestas por dos grandes losas labradas y colocadas en forma de T, alguna de ellas con una altura que supera los 4 metros y las 20 toneladas de peso. Aunque nadie ha sabido explicar fehacientemente el uso o significado de estas «grandes mesas» –taula significa mesa en menorquín– lo más probable es que fueran parte primordial del edificio sagrado talayótico, posiblemente su altar o lugar de sacrificios.

 

«Megan Fox es más tonta que las piedras»

"Tonta", "maleducada", "grosera" e "insoportable" son algunas de los adjetivos que han utilizado los miembros del equipo de rodaje de Transformers para describir a la protagonista de la película, la actual mujer más sexy del mundo, Megan Fox. Estas son sólo algunas de las perlitas que han soltado por la boca algunas personas que trabajaron codo con codo con la actriz en su última película. Sin embargo, no contentos con esto, también afirmaron que Megan era más apta para protagonizar una película porno que para llegar a ser considerada una buena actriz. Hace unos meses, Megan tuvo el desc...

El PP denuncia que subir impuestos es «poner piedras en los bolsillos de la clase media»

El vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, ha afirmado hoy que la propuesta del Gobierno de subir los impuestos para garantizar las políticas sociales y la inversión pública es "poner piedras en los bolsillos de la clase media" que, según ha destacado, "lucha por no ahogarse".
González Pons ha ofrecido hoy en Valencia una rueda de prensa, en la que ha criticado lo que considera "un nuevo engaño" del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien ha criticado por no tener un plan ante la crisis, y de "improvisar" con un "hachazo en la médula espinal a la clase media".
Ha señalado que Zapatero prometió en junio que no subiría los impuestos, algo que "será incumplido", como también lo ha sido, según ha dicho, la promesa de dar 420 euros a todos los parados que perdieran la prestación por desempleo, ya que al final solo se beneficiaban 300.000 y se dejaba fuera a más de un millón.
Para González Pons, las subidas de impuestos solo pueden realizarse en "situaciones justificadísimas" y siempre que exista "austeridad en las cuentas públicas", "un plan" que especifique a qué se va a destinar ese dinero, y "transparencia"; unos requisitos que, en su opinión, incumple el Gobierno.
"Zapatero no tiene legitimación suficiente para subir los impuestos a los españoles", ha afirmado el responsable del PP, quien también ha criticado que haya sido el ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, el encargado de anunciar esta "gran medida económica" en una entrevista radiofónica.
Ha criticado que mientras Alemania y Francia han iniciado la recuperación, en España el Gobierno "ha roto el diálogo social, se enfrenta con los empresarios, engaña a los trabajadores en paro, y usa a los sindicatos de pantalla y excusa ahora que quiere subir los impuestos a la clase media" que es la que, según ha afirmado, "mantiene España a flote".
Asimismo, ha destacado que el PP aprovechará la comparecencia de la ministra de Economía, Elena Salgado, en el Congreso para explicar el acuerdo sobre la nueva financiación autonómica para preguntarle si ese aumento de impuestos se usará para "sufragar el gasto de las comunidades autónomas".
Por su parte, el portavoz de Economía del PP en Les Corts Valencianes, José Marí, también ha criticado esta medida adoptada por el Gobierno central, aunque también ha denunciado la actitud de los líderes sindicales, tanto nacionales como autonómicos, frente a la actuación del Ejecutivo ante la crisis.
A su juicio, CCOO y UGT "no están prestando la atención que tienen que prestar a los desempleados" ni "están teniendo una posición activa, reivindicativa y constructiva en la grave recesión en la que nos encontramos", una actitud que, a su juicio, sería "muy distinta" si gobernara el PP.
Marí les ha acusado de comportarse "más como líderes de una izquierda trasnochada que como líderes de los trabajadores, tanto de los que todavía tienen trabajo, como de los que no lo tienen y ven difícil alguna perspectiva de tenerlo en el plazo corto"

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