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Falto a clase... porque soy diputado

Yolanda Bel, Mohamed Ali o Inmaculada Rodríguez, por poner un ejemplo, suelen apurar los botellines de agua. Las sesiones de pleno están cargadas de nerviosismo y tensión.

116-105: Marc Gasol vuelve a imponer su poder; Rodríguez muestra su clase

NBA

Noche de protagonismo español en el FedEx Forum de Memphis con el pívot Marc Gasol convertido de nuevo en el líder de los Grizzlies, que volvieron al camino del triunfo después de ganar por 116-105 a los Kings de Sacramento, en los que también brilló Sergio Rodríguez.

Gasol realizó otro partido completo tanto en ataque como en defensa para ser el jugador más efectivo de los Grizzlies, que tuvieron a cinco jugadores con dobles dígitos. La consistencia y regularidad de Gasol, que aportó 18 puntos, fue la clave que permitió a los Grizzlies tener controlado el marcador y el partido desde el primer cuarto, cuando lograron un parcial de 25-18. Los Grizzlies estuvieron siempre al frente del marcador desde el inicio hasta el final y llegaron a tener hasta 21 puntos de ventaja en el tercer cuarto después de irse al descanso con parcial de 60-50.

El de Sant Boi, que jugó 36 minutos, abrió el camino para que Rudy Gay con 24 puntos y ocho rebotes, encabezase la lista de cinco jugadores de los Grizzlies que tuvieron dobles dígitos. El escolta O.J.Mayo aportó 20 puntos, incluidos 10-10 desde la línea de personal, mientras que el equipo concluyó el partido con un 53,9 por ciento de acierto en los tiros de campo y el 33,3 (3-9) de triples. Sin embargo, fue Gasol, que anotó 8 de 10 y 2-3 desde la línea de personal, el que volvió a ser más efectivo al conseguir 10 puntos en la primera parte, para además capturar seis rebotes, poner cuatro tapones, repartir tres asistencias y recuperar dos balones.

El base novato Tyreke Evans lideró el ataque de los Kings al conseguir 28 puntos, séptimo partido consecutivo que llegó a los 20 tantos, cuatro rebotes y cuatro asistencias, pero no fueron suficientes para evitar la cuarta derrota consecutiva de su equipo. El español Sergio Rodríguez, que salió como reserva, fue el jugador más completo y efectivo de los Kings al conseguir 16 puntos, segundo máximo encestador, y dar siete asistencias, ambas sus mejores marcas individuales en lo que va de temporada.

Rodríguez estuvo brillante durante todo el partido para mostrar su mejor versión y aunque sólo jugó 18 minutos los aprovechó al máximo con 6 canastas de 8 intentos, 1-1 de triples, y 3-5 desde la línea de personal. El base canario sólo perdió un balón y cometió dos faltas personales. Los novatos, el alero israelí Omri Casspi y Donte Greene, aportaron también como reservas 15 y 11 puntos, respectivamente. El alero argentino con 10 puntos fue el otro titular de los Kings (5-8) que logró dobles dígitos después de jugar 31 minutos y anotar 4 de 7 tiros de campo, incluido un triple en tres intentos, también tuvo 1-3 desde la línea de personal, capturó tres rebotes, recuperó dos balones y dio una asistencia.

«Se negó a irse de clase y me tiró una silla»

El Pleno del Congreso de los Diputados debate hoy una proposición de ley del Grupo Popular para que profesores y maestros sean considerados «autoridad pública» en el ejercicio de sus funciones. Los populares apoyan su iniciativa en los casos de violencia escolar que vienen sufriendo maestros y profesores en el ejercicio de su labor profesional. «Requieren -aseguran- medidas legales como el reconocimiento legal expreso de condición de autoridad, que permitirá tipificar las agresiones que sufran los docentes como atentados de los previstos en los artículos 550 y 551 del Código Penal». Como ejem...

La universidad en la que Ricardo Costa impartía clase decide relegarle

Ricardo Costa no retomará su tarea docente. La Universidad Católica de Valencia (UCV) ha decidido prescindir del ex secretario general del PP valenciano, quien iba a impartir como profesor asociado la asignatura «Economía política» en el primer curso de la Diplomatura en Ciencias Empresariales. Sin cuestionar su capacidad docente, la dirección del centro, de carácter privado, ha estimado que no es conveniente que el político valenciano siga formando parte de su profesorado. El centro intentó ayer sin éxito comunicar a Costa la decisión adoptada. De este modo, Costa, quien ya se estrenó como p...

Andrzej Wajda: «La primera meta de los crímenes soviéticos y nazis fue la clase intelectual»

Andrzej Wajda (Suwalki, Polonia, 1926) es a sus 83 años un señor de aspecto cuidado, de cara bondadosa, sorprendentemente bondadosa a pesar de los muchos sinsabores que ha tenido que vivir. El primero, y probablemente el más importante de ellos, fue ver a su padre por última vez en 1939, cuando tenía 13 años y su progenitor era un joven y apuesto oficial del Ejército polaco. Hace unas semanas, Andrzej Wajda conversó largamente, sin ninguna prisa, con un grupo de periodistas extranjeros en Varsovia, entre los que estaba ABC, en la sala de prensa del precioso palacete de Foksal. Se le veía aleg...

Clase media: partidos por la mitad

Una mañana cualquiera en el kilómetro cero de Madrid. Cien personas al azar para una sóla pregunta: «Y usted, ¿de qué clase es?». Poco a poco, la misma respuesta se amontona en el cuaderno: clase media, clase media, clase media. Así hasta 87 veces. En apariencia, este apresurado sondeo parece apuntalar el tópico de que España es el paraíso del modesto asalariado. Lástima que las estadísticas se empeñen en desguazar este espejismo. Las constantes zalamerías de los políticos no impiden que, por primera vez en medio siglo, el imparable auge de los «ni-ni» (ni ricos ni pobres) se haya frenado en seco. La crisis ha transformado a la mayoría silenciosa en la increíble clase menguante.
¿Se puede considerar de clase media un país en el que dos tercios de los trabajadores son mileuristas? Cada vez más sociólogos y economistas responden  con un «no» rotundo. Y aportan datos como el desplome de los salarios durante el mayor «boom» económico de nuestra historia. En 1995, el sueldo medio de los empleados era, a precios actuales, de unos 24.000 euros; en 2007, según el INE, se había desplomado a los 20.390 euros. Para las esforzadas clases medias, el premio por el inusitado crecimiento de la «edad de oro» fue un espectacular tijeretazo en sus nóminas.
En estas llegó la crisis que no cesa. Y a los «ni-ni», en plena cura de su adicción al dinero de plástico, se les pide un nuevo esfuerzo. ¿Será la puntilla para un club que, según diversos estudios, ha perdido millones de integrantes desde el cambio de siglo? «La clase media acabará desapareciendo: vamos hacia un mundo polarizado entre una minoría que genera mucho valor y una mayoría infrautilizada», augura Santiago Niño Becerra, catedrático de Estructura Económica  de la Universidad Ramon Llul de Barcelona y autor de uno de los pelotazos editoriales del momento, «El crash de 2010».
-Y usted, ¿de qué clase es?
Al habla Teresa, autónoma cuarentona que se recicló en teleoperadora tras la escabechina laboral de finales de 2008. «¿De qué clase soy? No lo sé… Era de clase media, ahora de clase baja… ¿Lo dejamos en clase media-baja?».
El gran problema de este debate es que, como Teresa, ni los propios expertos saben en qué consiste la escurridiza clase media. Si encierras a cinco sociólogos en un despacho, salen seis definiciones distintas. Pero sí que existe un cierto consenso sobre cómo este estrato social se convirtió en el esqueleto de las sociedades occidentales.
A finales de la II Guerra Mundial, las ideas keynesianas engrendraron el Estado del Bienestar, con las clases medias en el eje. Eran ellas las que se levantaban temprano, las que embutían dinero bajo el colchón y, sobre todo, las que consumían los bienes de una economía en constante crecimiento. ¿El resultado? Medio siglo de prosperidad que reposó sobre «el colchón que impide la revolución de los desposeídos», según la definición de la politóloga alemana Hannah Arendt.
España llega tarde
Como tantas veces, la España del franquismo llegó tarde a la revolución. Aquí las clases medias no se desperezaron hasta los 60, en pleno desarrollismo económico. Fue la generación del 600, el pisito y las vacaciones en la playa. Al español ya no le valía con ser un «currito»: su aspiración era convertirse en un respetable integrante del nuevo estrato social. «En España, tanto los pantanos como la clase media son inventos de Franco», afirma Salustiano del Campo, presidente del Instituto de España y autor de «La sociedad de clases medias».
Con altibajos, la nueva conciencia social se fue infiltrando en la mentalidad ibérica. En 1986, se rozó el empate técnico entre la clase media –el 39,8 por ciento de los españoles ya se ubicaba en esta categoría– y la clase baja, que descendió hasta  48,4 por ciento. Y en 2007, los «ni-ni» alcanzaron su momento cumbre: ese año, el 63,4 por ciento se consideraba a sí mismo miembro de este estrato social, frente al 5,7 por ciento de españoles de clase baja (o «trabajadora», según el eufemismo que emplea el CIS en sus encuestas).
-Y usted, ¿de qué clase es?
Ahora le toca a Eugenio, abogado cuarentón de profundas ojeras. «Ni idea, macho... Si ves la factura de mi tarjeta de crédito, dirías que de clase alta. Si ves mi nómina, de clase media. Y si ves el saldo de mi cuenta, de clase baja... Subterránea, vamos».
Cuenta Santiago Niño Becerra que el desplome de la clase media se forjó en los años 90. Las nóminas empezaron a estancarse, pero el descontento popular se aplacó mediante una eficacísima válvula de escape: la creciente facilidad de acceso al crédito. «Así se creó una clase media virtual», explica el catedrático. «Se le dio capacidad de endeudamiento y la clase media la estrujó a conciencia: en el 97, la deuda privada era el 60 por ciento del PIB; ahora está en el 220 por ciento. La gente se compró lo que quería, pero en realidad las cosas no eran suyas: se las deben al banco. Y en cuanto han surgido los problemas, tienen que salir de la clase media. ¿Pero dónde les metes ahora?».
Las encuestas del CIS reflejan los primeros indicios de la angustia existencial de las clases medias. Curiosamente, el pico de hace dos años –cuando el 63,4 por ciento de los españoles se creía parte de este estrato– coincidió con la cúspide de la burbuja del crédito. Y las dos encuestas que se han realizado desde entonces indican un incipiente declive de este grupo: en junio de 2008, cayó al 60,5 por ciento; tres meses después, se hundió al 56,9 por ciento. En total, más de dos millones de españoles que han dejado de considerarse a sí mismos de clase media. Y, en su inmensa mayoría, han acabado en la categoría inferior: la clase media-baja, que acoge al 28,1 por ciento de los españoles.
De todas formas, los sociólogos recalcan que  distribuir a la ciudadanía en clases nítidas es un propósito abocado al fracaso. No basta con trazar una frontera arbitraria en función de los ingresos y colocar a cada uno en su cajita: la clase social es un fenómeno complejo en el que también influye dónde vives, lo que has estudiado, los antecedentes familiares...
La fórmula mágica
Así, cada experto tiene su fórmula mágica y, además, sus resultados rara vez coinciden. «La única verdad absoluta es que las personas tendemos a decir que somos de clase media porque no queremos que nos vean como diferentes ni excluidos», explica Luis Enrique Alonso, catedrático de sociología de la Universidad Autónoma de Madrid.
-Y usted, ¿de qué clase es?
Richard, maletero en un hotel apenas tarda unas milésimas en responder. «¡Clase media!», asegura. Aunque luego vengan los matices: «Eso mientras Zapatero quiera, porque con tantos impuestos nunca se sabe…».
Si algo aglutina a las clases medias es la sospecha de que interpretan el papel de pardillos en una estafa cocinada en despachos enmoquetados a los que nunca accederán. Ya se sabe: el mantra de que los beneficios se privatizan, pero las pérdidas se socializan... con sus impuestos claro. Los obreros tienen a los sindicatos, los ricos se bastan por sí solos.
Mientras, dicen algunos, la sufrida clase media no tiene quién la defienda. «Es una capa indoctrinada en el respeto a la moralidad y la legalidad», explica el sociólogo Alberto Moncada. «Cree en el esfuerzo, en el trabajo, en la meritocracia, aunque la vida les demuestre que esa fe no siempre tiene fundamento racional... La educación de clase media nos ha privado de recursos para reaccionar frente a la presente crisis. Somos impotentes para reaccionar, no tenemos músculo organizativo».
Decía Jean Baptiste Colbert, el «cerebro» económico de Luis XIV, que el arte de cobrar impuestos es parecido a desplumar un ganso. «Hay que obtener la mayor cantidad de plumas con la menor cantidad de graznidos posible», aconsejaba a su monarca. El problema de la clase media es que combina un plumaje abundantísimo con una afonía casi absoluta. De ahí que cuando el déficit aprieta, se convierta en el blanco más apetecible para el recaudador.
El miedo de Obama
-Y usted, ¿de qué clase es?
Habla Javier, parado de veintipocos y harto de pulirse los ahorros en fotocopias de su currículum: «Soy de clase media porque estoy igual de jodido que todos los españoles».
Eso sí, las clases medias tienen un arma secreta: en el mundo occidental, siguen siendo mayoría abrumadora. A poco que se organicen, pueden poner y quitar gobiernos a su antojo. Es una tendencia que olisqueó Barack Obama nada más llegar a la Casa Blanca: de inmediato, creó el Grupo de Trabajo de las Clases Medias. ¿Su objetivo? Mantener su poder adquisitivo ante el aumento de los precios, el declive de los sueldos y la amenaza del paro. «Una clase media fuerte es una América fuerte», es el lema del Grupo.
La frase de Obama evidencia el temor a que las clases medias dejen de ser el pilar de la estabilidad social. Si la mayoría silenciosa se evapora, ¿quién ocupará su lugar? Sociólogos como Alberto Moncada mencionan la posibilidad de que sean los «clientes de nuevos fascismos y populismos que impongan un patriotismo económico». Sin embargo, sigue siendo una posibilidad bastante remota: «Sus valores están ligados al statu quo, no a la revolución», recalca Moncada.
Todos dicen «I love you»
Últimamente, los políticos españoles parecen contagiados por la obsesión de Obama por las clases medias. Esta semana, parecían incapaces de afrontar un canutazo sin pronunciar estas dos palabras mágicas. En el caso de los socialistas, para pedir un esfuerzo a las «amplísimas» clases medias que «conforman la base de la recaudación fiscal». Y, en el caso de los populares, para denunciar que el Gobierno «está clavando un puñal» en la espalda de este estrato de la sociedad.
En realidad, lo extraño es que las clases medias no copasen el lenguaje político mucho antes. Es una de esas expresiones –como «centro» o «progreso»– que carecen de significado real. O, mejor dicho, que tienen tantos significados como personas que la escuchan. «Es una idea muy seductora para la clase política», dice Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor de comunicación. «Es otra manera de referirte al centro. Es la política para la mayoría, para la gente corriente. Además, evoca el ascensor social: nadie quiere ser pobre, todos queremos progresar».
Del ingeniero al parado, del frutero al asesor financiero, 87 de nuestros cien entrevistados se ubicaron en esta categoría. Tal es la potencia del llamado «efecto ancla»: cada uno toma sus circunstancias personales como barómetro de la normalidad. «Hasta los estudios de Cáritas dicen que muchos pobres se consideran de clase media», explica Luis Enrique Alonso.
Con estos datos, algunos reaccionan con escepticismo ante las teorías sobre la inminente extinción de la clase media. De hecho, el desarrollo de un país siempre ha ido de la mano del tamaño de sus clases medias. «Una vez que un país sube tan alto como España, es difícil que sufra un bajón tan grande», asegura Salustiano del Campo.
Sin embargo, no es imposible. Él mismo menciona el caso de Argentina, donde el colapso de las clases medias fue una tragedia nacional.  Además, el país iberoamericano ofrece un ejemplo sobre lo complejo que resulta definir este estrato social. Así, el 55 por ciento de los argentinos se considera de clase media, aunque sólo el 20 por ciento cumpla los requisitos económicos para serlo. «Esperemos que aquí no ocurra lo mismo», dice Del Campo.
-Y usted, ¿de qué clase es?
María del Carmen, limpiadora del Palacio Real, reflexiona durante unos segundos. «¿Qué es lo más normal? ¿Clase media? Pues pon eso, clase media».


Vivirás peor que tu padre
Hace medio siglo, sólo el cinco por ciento de los recién nacidos tenía un padre universitario; ahora, el porcentaje roza el 50 por ciento. De ahí que un origen familiar favorable ya no sea una garantía de éxito. «La clase media se ha fragmentado», asegura el catedrático Luis Enrique Alonso. «El hijo del abogado puede ser un parado o un precario, algo impensable hace unas décadas». La consecuencia es el auge de la «generación babyloser», la primera de la historia que vivirá peor que sus padres. Y este es el segmento de la población en el que las clases medias se están evaporando con mayor rapidez. «Son los más vulnerables, hasta el punto de que la clase media ya no sólo se define por los ingresos, sino también por la edad», señala Alonso.

Todos somos clase media

Rajoy y el PP tienen dos palabras que no se les caen de la boca: “clase media”. Para ellos es como un bálsamo para ocultar sus verdaderas intenciones: bajas los tiempos a los que más tienen y reducir las prestaciones sociales a los que menos tienen. El problema viene, y el PP lo aprovecha, de que [...]

Las profesoras embarazadas piden no volver a clase hasta que haya vacuna

Ante el inminente inicio del curso escolar y las complicaciones que la gripe A está presentando en las mujeres embarazadas, el Sindicato Independiente de Profesores (ANPE) reclamó ayer que las profesoras embarazadas dispongan de un permiso excepcional hasta que esté disponible la vacuna de la gripe A. Este permiso sería retribuido y no descontable del de maternidad, y sólo «hasta que estén disponibles los protocolos de vacunación», según aclaró a ABC Carmen Guaita, secretaria estatal de comunicación de ANPE. La propuesta parte del sindicato después de que hayan recibido numerosas llamadas de ...

El PP denuncia que subir impuestos es «poner piedras en los bolsillos de la clase media»

El vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, ha afirmado hoy que la propuesta del Gobierno de subir los impuestos para garantizar las políticas sociales y la inversión pública es "poner piedras en los bolsillos de la clase media" que, según ha destacado, "lucha por no ahogarse".
González Pons ha ofrecido hoy en Valencia una rueda de prensa, en la que ha criticado lo que considera "un nuevo engaño" del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien ha criticado por no tener un plan ante la crisis, y de "improvisar" con un "hachazo en la médula espinal a la clase media".
Ha señalado que Zapatero prometió en junio que no subiría los impuestos, algo que "será incumplido", como también lo ha sido, según ha dicho, la promesa de dar 420 euros a todos los parados que perdieran la prestación por desempleo, ya que al final solo se beneficiaban 300.000 y se dejaba fuera a más de un millón.
Para González Pons, las subidas de impuestos solo pueden realizarse en "situaciones justificadísimas" y siempre que exista "austeridad en las cuentas públicas", "un plan" que especifique a qué se va a destinar ese dinero, y "transparencia"; unos requisitos que, en su opinión, incumple el Gobierno.
"Zapatero no tiene legitimación suficiente para subir los impuestos a los españoles", ha afirmado el responsable del PP, quien también ha criticado que haya sido el ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, el encargado de anunciar esta "gran medida económica" en una entrevista radiofónica.
Ha criticado que mientras Alemania y Francia han iniciado la recuperación, en España el Gobierno "ha roto el diálogo social, se enfrenta con los empresarios, engaña a los trabajadores en paro, y usa a los sindicatos de pantalla y excusa ahora que quiere subir los impuestos a la clase media" que es la que, según ha afirmado, "mantiene España a flote".
Asimismo, ha destacado que el PP aprovechará la comparecencia de la ministra de Economía, Elena Salgado, en el Congreso para explicar el acuerdo sobre la nueva financiación autonómica para preguntarle si ese aumento de impuestos se usará para "sufragar el gasto de las comunidades autónomas".
Por su parte, el portavoz de Economía del PP en Les Corts Valencianes, José Marí, también ha criticado esta medida adoptada por el Gobierno central, aunque también ha denunciado la actitud de los líderes sindicales, tanto nacionales como autonómicos, frente a la actuación del Ejecutivo ante la crisis.
A su juicio, CCOO y UGT "no están prestando la atención que tienen que prestar a los desempleados" ni "están teniendo una posición activa, reivindicativa y constructiva en la grave recesión en la que nos encontramos", una actitud que, a su juicio, sería "muy distinta" si gobernara el PP.
Marí les ha acusado de comportarse "más como líderes de una izquierda trasnochada que como líderes de los trabajadores, tanto de los que todavía tienen trabajo, como de los que no lo tienen y ven difícil alguna perspectiva de tenerlo en el plazo corto"

Las aerolíneas estudian suprimir la clase «business» en los vuelos de medio alcance

«¿Te acuerdas de cuando volábamos en ´´business´´?». De prosperar finalmente la iniciativa que estudia la IATA (Asociación Internacional del Transporte Aéreo) de suprimir la clase ejecutiva en los vuelos de corto y medio alcance, esta pregunta llegaría a convertirse en la coletilla más recurrente de los directivos europeos. Según han confirmado a ABC fuentes de toda solvencia, esta opción fue puesta sobre la mesa en la última reunión de la patronal -que aglutina a 230 aerolíneas y el 93% del tráfico internacional- como una «medida de choque» para intentar cortar la sangría de costes que supon...
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