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“Para los hindúes, los invitados son dioses; así les consideramos”

 

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Terminado el Ramadán, con la festividad de la Virgen de África, la patrona de la ciudad, aún en ese horizonte que toca el alma, llega como cada año, la celebración del Nacimiento de Ganesha y como es tradición la familia Mirchandani, en colaboración con la Comunidad Hindú de Ceuta, abrió las puertas de su casa ayer, en un acto solemne, emocionante y sentido, donde familiares, amigos, invitados y miembros del Gobierno de la Ciudad compartieron los actos propios del día de iniciación de una festividad que en La India goza de mucho arraigo.


Mientras que el presidente Vivas manifestaba el orgullo que supone “la diversidad religiosa que enriquece nuestra ciudad”, Premi Mirchandani daba la bienvenida a todos los invitados; además el encargado de oficializar el ritual védico remató con una frase corta pero que habla por si sola de la hospitalidad del pueblo hindú: “Los invitados son dioses para nosotros, así que sientánse dioses en esta casa”.
El escenario, muy bien preparado, contemplaba una plataforma sumamente decorada donde se albergó la ‘Deidad de Ganesha’, que permanecerá durante dos días, y que fue testigo inerte de cómo se invocaba la imagen de ‘Ganesha, que como la mayoría de representaciones de esta figura presentaban cuatro brazos, con un atributo distinto en cada mano. “En el primer brazo lleva una soga, para conducir a sus devotos  hacia el sendero de la Verdad”, decía un miembro de la comunidad Hindú en Ceuta; “la segunda mano sujeta un hacha, para cortar las ataduras perecederas de los devotos; “la tercera mano sujeta un ‘laddu’ –dulce hecho con harina de garbanzo, mantequilla clarificada, leche condensada y frutas secas– para recompensar a sus devotos por sus actividades espirituales y finalmente, la cuarta mano, como ésta, siempre está extendida para impartir bendición a sus fieles devotos”, concluía.
Terminado el ritual, se procedió a dar tributo a ‘Ganesha’, ofreciéndose dulces, flores y cocos, productos típicos de la gastronomía hindú.
A partir de ese intante, serían ya las dos de la tarde, se realizó el tradicional ‘Aarti’, ceremonia de Adoración a la Deidad, en donde la familia Mirchandani ofreció diferentes elementos como incienso, flores, agua, así como dar rienda suelta al fuego, controlado, eso sí, ya que simboliza la energía “que quema y disipa la tiniebla de ignorancia que nos separa de lo divino”, comentaba el mismo miembro de la comunidad Hindú.
Ya por la tarde, los devotos y simpatizantes se reunieron para cantar y alabar los Santos Nombres de Dios a través de cantos devocionales, ‘bhajans’, acompañados de diversos instrumentos musicales autóctonos de la India, que finalizó sobre las 20:30 horas.
Para la jornada de hoy, se ofrecerá el tradicional Aarti en dos turnos diferentes, uno a la mañana sobre las 12:00 y el último a las 17:30.  Lo más destacado una vez finalizado el ‘Aarti’, será la procesión con la imagen de la Deidad, en medio de cantos y danzas que comenzará desde el Paseo de las Palmeras y continuará por diversas calles significativas de la ciudad, engalanada con bellos collares de flores.

 

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