El polideportivo de Juan XXIII estará listo "en un mes". Al menos esa era la idea que trasladaba el consejero de Fomento, Alejandro Ramírez, a finales de diciembre; la misma que ya había repetido tras otro Consejo de Gobierno en octubre y a posteriori en el Pleno de noviembre, y es la misma que a día de hoy mantiene la Ciudad. Con una salvedad: fuentes municipales matizan ahora que todavía habrá que esperar a recibir los elementos prefabricados que componen la cubierta de la pista, los vestuarios y los locales sociales para poder comenzar con esa cuenta atrás mensual.

La obra "sigue ejecutándose", sin embargo, los "problemas de stock" están "alargando más de lo previsto" la recepción del equipamiento. Así, el elefante en la habitación, las incidencias que el consejero negaba, ha terminado por salir a pasear.

Desde que comenzasen las actuaciones en el solar en el que anteriormente jugaban al fútbol los más pequeños de la zona tan solo se han estabilizado los taludes y puesto en marcha las redes de drenaje y saneamiento.

Allí también se levantaba el concurrido local al que acudían los residentes del barrio, un lugar en el que "las mujeres tejían, pasaban el rato" o simplemente se reunían. Los vecinos añoran aquel tiempo pasado en el que los mayores tenían "un sitio donde ir" y los niños un lugar para dar patadas al balón sin coches de por medio. "Un día va a haber una desgracia", lamenta una de las veteranas del barrio, afligida porque no haya "nada que hacer" más que "dar una vuelta a la calle" en un rincón de Ceuta "tan bonito" como es Juan XXIII.

Los más pequeños ni siquiera tienen una imagen nítida de aquel descampado frente al mar. Han pasado "más de cinco años" desde que las palas entrasen en la zona con la promesa de un gran equipamiento para todos que no llegó a ver la luz "por falta de dinero", cuentan. La partida correspondiente a un segundo proyecto (más pequeño) está ahora consignada, casi 900.000 euros, pero ni siquiera la infografía del cartel frente a la obra ha conseguido resistir al paso del tiempo.

La barriada parecía que por fin comenzaba a ver la luz al final del túnel el pasado año. En mayo se realizaron algunos trabajos sueltos, pero la construcción de la pista se ha convertido en la historia de nunca acabar.

Por un lado el Ejecutivo indica que "la dirección facultativa de las obras está avanzando en otras tareas, entre ellas, el hormigonado de la pista", por el otro los operarios todavía marcaban a principios de esta semana dónde irán las zapatas. La tierra se ha removido, pero sigue en su sitio.

Saber que el resto será "como una de esas casas prefabricadas que ya vienen hechas" alivia a los vecinos. Saben que eso acortará tiempos. "Una vez se reciba dicho material (el prefabricado) la actuación estaría finalizada en un plazo máximo de un mes porque es un material de instalación sencilla", inciden desde la Ciudad. La cuestión es que mañana Juan XXIII volverá a levantarse y la pista seguirá sin estar ahí.