La Consejería de Incultura

El lema de la Real Academia de la Lengua Española es el ya celebérrimo "Limpia, fija y da esplendor" que tanta mofa y escarnio ha causado por su idoneidad para cualquier producto de limpieza antes que para la institución que vela por el correcto uso del Español en el mundo. Una máxima que por lo visto en Ceuta ha sido corrompida en su antítesis, "Ensucia, dispersa y hunde en el oprobio", que parece ser el modo de operar de la Consejería de Cultura.

  

Todo el mundo tiene una opinión

Como ilustra el famoso dicho, las opiniones son como cierta parte de la anatomia humana, todo el mundo tiene una. Es lógico y normal, ya que al fin y al cabo se supone que somos personas libres en un sistema democrático en el que cada cual puede pensar lo que le venga en gana. Y aunque la cantidad de pensamientos, especialmente originales, es algo cada vez más difícil de encontrar en la sociedad actual, vivimos una época boyante y esplendorosa en el mercado de las opiniones. Obviamente, con el ineludible advenimiento de la época electoral las opiniones se multiplican como las setas, y cada hijo de padre y madre comienza a ofrecer su visión sobre todo lo que exista entre cielo y tierra cual si de tertulianos radiofónicos se trataran. El problema radica en cuando el que opina es un periodista, nada especialmente grave ya que aunque parezca lo contrario los periodistas, por lo visto, tambén son personas, si no fuese porque algunos deciden opinar en sus informaciones.

Una desafortunada equivocación

Comenzar una nueva andarura en un medio de reciente creación como Ceuta al día es una experiencia gratificante y, cuando menos, llena de satisfacciones y emoción. Lo es asimismo inaugurar un nuevo espacio de opinión, una de las columnas que sustentará la estructura del primer periódico digital de Ceuta, con espacio para todas aquellas personas que tengan algo que decir sobre esta tierra que todos amamos. Por desgracia, mis primeras líneas como columnista en este nuevo medio no están destinadas a algún menester que nos preocupe y merezca ser analizado, sino a deshacer un malentendido que por una casualidad del destino ha convertido la mañana de hoy en un auténtico quebradero de cabeza.

Todo surge con la publicación en El Faro de una carta al director dirigida a Abdelmalik Mohamed y firmada por un servidor. La respuesta es sencilla y directa: no tengo nada que ver con esa carta.