Cuando Fernando Pérez Arellano trasladó su restaurante gastronómico Zaranda al número 5 de Eduardo Dato, el coqueto bistró de la calle San Bernardino se convirtió en Zorzal, un restaurante asequible y elegante con el que pretendía acercar la cocina de siempre al público actual.
Ahora y tras dos años de rodaje, la nueva carta de Zorzal se presenta mucho más variada y flexible. Para comer a la carta y pegarse un buen homenaje hay desde propuestas frescas y veraniegas como los buñuelos de bacalao, la escalibada de verduras de temporada o gazpacho de carabineros, hasta platos tan  castizos como el cocido, los callos a la madrileña y el rabo de toro. Sin olvidar la pierna de cordero glaseada con calabaza o un taco de atún rojo a la parrilla con crema de marmitaco.
Para los que tengan que volver al trabajo después de comer o los que no quieran gastarse más de 20 euros, existen dos opciones: un menú del día, a base de un entrante, un plato principal y un postre por 19 euros, y un plato único del día por 15 euros. La decisión no será fácil, pues para el plato único puede elegirse entre propuestas tan completas y contundentes como carrillera de ternera al vino tinto con rissotto de endivia roja; tajine de cuello de cordero y cuscús de verduras; fideua de calamar, arroz de pollo de corral o confit de pato con judías de ganxet.
 

La Comunidad de Madrid ya tiene su propio Parador. Ubicado en la localidad de Alcalá de Henares, cuna del ilustre Miguel de Cervantes, el alojamiento se presenta como la opción ideal para aquellos que quieran aprovechar sus días de descanso para conocer la capital y sus alrededores. Las opciones son muchas y muy variadas, según los gustos de grandes y pequeños. Descargar adrenalina en el parque de atracciones, descubrir los secretos de la naturaleza en Faunia, visitar el Museo de Cera o recorrer la afamada Universidad de Alcalá son algunas de las propuestas de la región.
Y una vez de vuelta al alojamiento, el Parador de Alcalá de Henares garantiza el descanso de toda la familia gracias a tres habitaciones cuádruples muy amplias, ideales para que niños y papás compartan estancia, así como una colección de DVD y un libro para colorear con la historia de la ciudad.
Además, el establecimiento ofrece a los padres la posibilidad de contratar los servicios de cuidadores especializados para aprovechar al máximo sus ratos de ocio en el alojamiento. Por ejemplo, bajo las bóvedas de la antigua iglesia del Convento de Santo Tomás se esconde un coqueto spa que incluye duchas de sensaciones, hidromasaje, piscina con tratamiento de chorros, sistema de cromoterapia, baño turco, sauna finlandesa y cabinas de masajes.
Llegado el momento de sentarse a la mesa y compartir mantel con toda la familia, el Parador de Alcalá de Henares no defrauda, gracias a la cocina del siglo de oro y a las reminiscencias de los fogones cervantinos que protagonizan sus dos restaurantes. Y para que los peques también disfruten del festín, el establecimiento cuenta con menú infantil que hace las delicias de los menores.