Opinión
“Nosotros planteamos que Podemos es un instrumento, Podemos es un método, Podemos no es un fin, no es una marca para que nos sintamos orgullosos de su nombre. Podemos es un mecanismo para cambiar las cosas, y en los municipios y en las ciudades hay mucha gente que llevaba mucho tiempo cambiando las cosas, y no puede ser que porque nosotros tengamos ahora una marca que funciona muy bien y que las encuestas la ponen muy por arriba vayamos a despreciar todo ese trabajo que gente en ciudades y municipios ha hecho. Podemos es un instrumento para empoderar a la gente, no es una marca para presumir y decir ‘Yo soy de Podemos y tú estás fuera de estas cosas’”. Esto lo decía Pablo Iglesias en el plató de la Sexta Noche la semana pasada tras un comentario del presentador Iñaki López acerca de las opiniones de ciertos círculos Podemos sobre la pertenencia o no de partidos como Izquierda Unida a eso que ya todos conocemos como “la casta”. Y es que mucha es la confusión acerca de lo que significa el término. Algunos han llegado al absurdo extremo de denominar casta a todo aquel que ya hacía política antes de la irrupción de Podemos, un adanismo que sólo conduce a disparatados enfrentamientos entre todos aquellos dispuestos a sumar en pos de un verdadero cambio político y social.