- martes 30 abril 2024
Fue compañero de armas periodísticas de una generación en la que brillaron grandes reporteros como Josep Maria Planas, Sempronio, Josep Pla o Eugeni Xammar, entre otros. Pero Domènec de Bellmunt, seudónimo de Domènec Pallerola i Munné, fue el paradigma del periodismo total. Bajo el título de «La Barcelona pecadora», la editorial A Contra Vent y bajo el cuidado del especialista Francesc Canosa, rescata del olvido a un cronista que las mejores crónicas de su tiempo en la Barcelona anterior a la Guerra Civil.
La opinión de Pla
Un paladar literario tan fino y exigente como Josep Pla decía que Bellmunt «escriu com un argent viu». Eso es lo que permiten constatar las crónicas recogidas en el libro y que nos ayudan a visitar las calles de una Barcelona canalla y miserable. Son los barrios en los que viven y malviven carteristas, prostitutas y vagabundos, en ocasiones con algunos elementos que nos pueden recordar a nuestra actualidad. «La Barcelona pecadora» también incluye la novela «L’Àngel bohemi» del mismo autor y donde juega con la ficción para explicar cosas vistas a lo largo de su carrera periodística. A ello se le suma un estupendo apéndice en el que Canosa nos descubre los aspectos clave de la biografía del periodista.
Domènec de Bellmunt (1903-1993) fue un reportero de vida intensa y obra amplia. Políticamente comprometido desde joven, conoció pronto el exilio y en 1924 tuvo que marcharse a Francia con la llegada de la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, aunque aprovechó su estancia al otro lado de la frontera para ejercer como corresponsal de dos publicaciones míticas: «La Publicitat» y «D’Ací i D’Allà».
En 1928, Bellmunt regresó a Cataluña e inició una manera de entender el periodismo que crearía escuela. Colaboró en numerosas publicaciones, entrevistó a Marconi, Nin, Xammar, Companys o Cambó, y dirigió el semanario «La Rambla». Es allí donde creó un estilo propio, algo muy parecido a lo que hoy entendemos como crónica negra o de sucesos. Son reportajes extensos en los que aborda con todo tipo de detalles las miserias de Barcelona. Es un periodismo que, según Canosa, puede compararse con el de Dos Passos, Hemingway u Orwell.
En el libro se pueden leer algunos artículos imprescindibles para comprender el Barrio Chino de la ciudad como «La nostra Rambla», «Memòries d’un carterista barceloní» «Dues hores al Bar “La Tranquilidad”» o «Carn humana per vendre». Este último, por ejemplo, permite conocer cómo eran captadas jóvenes, en muchas ocasiones menores, para ejercer la prostitución. Un retrato cruel y sincero en el que aparecen «madames» y chulos barceloneses.