El plan del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para Afganistán llega en un momento en que para muchos países está resultando muy costoso desarrollar su misión sobre el terreno. Tanto que incluso las tareas de reconstrucción y desarrollo de las diferentes poblaciones están prácticamente paralizadas en muchos puntos, pese a que es el efecto más directo (y beneficioso) sobre la población local.
España no es una excepción. El Equipo de Reconstrucción Provincial que trabaja en la provincia de Badghis lleva meses con una actividad humanitaria muy reducida por el incremento de los ataques y la inseguridad. El mismo problema padecen los miembros de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) que trabajan protegidos por las tropas españolas allí desplegadas.
El incremento de los hostigamientos y los ataques al contingente en Badghis y la creciente presencia de talibanes obliga a las tropas a reforzar su trabajo en este ámbito, en las patrullas, la vigilancia y en la protección de puntos clave, dejando en un segundo plano la protección de los equipos de la Aecid, que apenas han podido trabajar en sus proyectos.
El problema se acrecentó en septiembre, cuando las tropas sufrieron tres ataques en apenas tres días, en los que resultaron heridos dos militares. La alerta se elevó al máximo, más si cabe con la cercanía de los comicios presidenciales en Afganistán, celebrados el 20 de agosto sin un resultado definitivo. El 7 de octubre, el cabo Cristo Cabello era asesinado por una mina anticarro en la proximidades de Herat y otros cinco militares resultaban heridos de carácter leve.
Con este panorama y prácticamente paralizados en Qala-i-Now (capital de Badghis), los miembros de la Aecid en Afganistán tomaron la decisión de proponer al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, medidas para desbloquear la situación. Así, plantearon al responsable de la Diplomacia española la posibilidad de pactar y pagar a los talibán para que cesaran en sus hostigamientos y ataques al contingente en Badghis y poder continuar con la labor de reconstrucción y desarrollo, según confirmaron fuentes de la misión. El ministro se negó rotundamente a aceptar la propuesta y zanjó el asunto.
Italianos y canadienses
La proposición de la Agencia de Cooperación se produjo una semana después de que el cabo Cabello fuera asesinado en Herat y dos días antes de que el diario «The Times» publicara que las tropas italianas habían pagado a los talibán para evitar ser atacados. De la misma práctica acusaron medios canadienses a sus propias Fuerzas Armadas, pero tanto el Gobierno del país norteamericano como el italiano negaron las acusaciones. En noviembre, el mismo rotativo británico publicaba la recomendación que se hacía desde el mando a los soldados ingleses: sobornar a los talibán para «cambiar la dinámica de seguridad».
- APOYO AL EQUIPO DE RECONSTRUCCIÓN Y MÁS SEGURIDAD
El previsible refuerzo del contingente español en Afganistán que el martes dejó entrever el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se centrará en el apoyo al Equipo de Reconstrucción Provincial, a los miembros de la Aecid y para aportar más seguridad, según apuntaron fuentes militares. El incremento de este contingente busca desatascar las tareas de reconstrucción y desarrollo de la provincia de responsabilidad española y aportar mayor seguridad a una zona que en el último año se ha descontrolado.
Con el envío del refuerzo del contingente de 220 efectivos ya aprobado, los nuevos que se enviarán y el redespliegue de una compañía de reacción rápida desde Herat a Qala-i-Now, la base española en esta localidad acogerá un batallón de maniobra de más entidad que el desplegado para las elecciones presidenciales afganas, formado por 450 militares.
Por otro lado, según fuentes militares, parte del envío de 30.000 soldados norteamericanos acabará en Herat, donde actualmente se ubica el grueso de las tropas españolas para reforzar las tareas de lucha antitalibán en la zona.