Opinión
El catorce de agosto pasado me personaba con un joven emprendedor ceutí en la delegación del SEPE de Ceuta, antiguo INEM, porque, después de un mareo continuo a este joven, pidiendo documentación, rechazando documentación, aplazando las contestaciones oportunas, etc, quería ser testigo y presenciar de primera mano lo que ocurre para que el joven empresario no haya solventado aún, aunque sí la mayoría de los empresarios, sus asuntos económicos. Como digo, otras empresas los tienen ya resueltos. El asunto se refería a que este joven empresario y emprendedor espera desde el mes de junio tener la devolución por parte del SEPE de su aval bancario, y con él poder hacer frente a otras cuestiones empresariales; ya que por un lado, el banco le está cobrando un alto interés cada tres meses, y por otro, que se encuentra como la mayoría de PYMES españolas, con una gran falta de liquidez, por lo que se están yendo al traste y declarándose en quiebra tantísimas empresas, debido a la más espantosa crisis que padecemos los españoles, y más aún en Ceuta, cuyo comercio es sólo local y se halla completamente en las últimas. Nos encontramos con un corazón económico necrosado, asfixiado y con muchas empresas en vías de extinción sin remedio alguno, esperando por parte de los que deben tomar decisiones, una buena disposición y talante democrático para salir entre todos de este lío.