Lapsus Lingüe
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Opinión

La leyenda de Percival Forrester

Como cada tarde, al caer el sol, Percival Forrester se acercaba a la taberna del barrio, observaba el reloj de la fachada y acto seguido corría calle abajo, gritando a los vecinos la hora : “Five of the clock and all is well!”. Corría el mes de Marzo de 1798 y Percival llevaba repitiendo ese ritual desde Julio de 1797, cuando el Primer Ministro William Pitt tuvo la brillante idea de crear un impuesto sobre todo tipo de relojes, tanto de pared (clocks), como de otro tipo (watches). El resultado fue que se cobraban al año cinco chelines por un reloj de pared, diez por relojes de oro y dos chelines con seis peniques por un reloj de plata o cualquier otro tipo de reloj o aparato de medir el tiempo. Los cobradores de impuestos debían de hacer una lista de todos los hogares con relojes. La consecuencia fue que la gente dejó de comprar relojes y escondían o se deshacían de los que poseían. Aquello, lógicamente, afectó también a los fabricantes, que acabaron sin empleo. Esta iniciativa tenía sus excepciones: edificios públicos, el Parlamento y locales tipo tabernas, que exhibían orgullosamente sus relojes en la fachada. Así pues, el pueblo llano, desprovisto de relojes, tenía que recurrir a los relojes públicos conocidos como Act of Parliament clocks o a personas que, como Percival Forrester, recorrían las calles cada hora para informar a sus vecinos.
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El inglés neutral

En más de una ocasión he comentado que una de los aspectos me más me agradan del inglés es su carácter práctico. Es una lengua que no se corta a la hora de coger un sustantivo como pocket (bolsillo) y convertirlo en verbo to pocket (meterse algo en el bolsillo). Pero no es de eso de lo que les voy a hablar hoy. Hoy me voy a centrar en otro aspecto práctico del inglés: el uso de nombres colectivos y su género.

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Ohúcarahá!

La forma en que una persona pronuncia palabras en otra lengua que no es la suya supone una importante fuente de anécdotas. Son muchas las veces que por una mala pronunciación cambiamos sin querer el significado de una palabra creando confusiones a veces embarazosas, como es el caso de la palabra sheet (hoja o sábana) pronunciada como shit (mierda, con perdón). Como es lógico, esta confusión no se limita solamente a hispanohablantes hablando en inglés, sino que también ocurre lo contrario. Pero, ¿qué ocurre cuando un angloparlante intenta hablar en español pero con acento de una tercera lengua?. El resultado puede ser tan hilarante como el que tuve la suerte de presenciar hace años.

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Waco, Virginia

Antes de que alguien se me tire a la yugular para decirme que Waco no está en Virginia, sino en Texas, les diré que no me he equivocado. En realidad, el título hace alusión a una anécdota que me sucedió en Virginia. Procedo con el relato:

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Los invitados de Hannibal Lecter

Uno de los aspectos que más me gustan de dar clase de inglés es la posibilidad de usar ejemplos de todo tipo cuando se trata de ilustrar un punto gramatical concreto. Dado el carácter de lengua viva y en constante uso y evolución, los profesores que impartimos inglés no estamos limitados a una aburrida explicación gramatical, sino que podemos también recoger ejemplos de la vida real y usarlos en nuestras explicaciones. A veces, son los alumnos los que se interesan por ciertas palabras o expresiones que suelen ver, sobre todo en letras de canciones.

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CU 2nite

Que los americanos son gente práctica es algo que todo el mundo conoce. Es, de hecho, su variante del inglés la que ha producido más neologismos basados, en gran parte, en los avances tecnológicos de esta era del progreso en que vivimos. Así, por ejemplo, la llegada de internet ha creado palabras nuevas como blog, e-mail,etc. Pero lo que más llama la atención es la capacidad de adaptar la lengua a sus necesidades. Así pues, nos encontramos con casos en el que el uso de homófonos es casi de uso diario. Recuerdo una pintada con letra muy pequeña en una pared de Atlanta que decía: “if U can read this, U R 2 close”, o la más reciente canción de Avril Levigne Sk8er Boy, en la que vemos como se usan letras o números que al leerlos suenan como las palabras que intentan representar. En el primer caso U=you, R=are, 2=too, y en el segundo 8=eight, que puede sonar como el ate de skater.

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Laxante para el resfriado

Cuando alguien estudia un idioma nuevo, muchas son las áreas a tener en cuenta, entre ellas el vocabulario. De poco sirve saber como se estructura una frase en una lengua determinada si luego no poseemos elementos con los que dotar de sentido a esa frase. El vocabulario se adquiere de muchas maneras, siendo mi favorita la que yo llamo “libro en una mano y diccionario en la otra”,aunque también está el método del contexto, intentar adivinar el significado de la palabra por la frase en la que se encuentra o por el sentido general de ésta, aunque este último método es un poco arriesgado por la existencia de los “false friends” que nos pueden dan lugar a error. Y luego está el método de “esta palabra suena como esta otra en español” el cual es el más arriesgado de todos porque produce confusiones como la que les voy a relatar hoy.

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Adicciones varias

Entre las muchas curiosidades existentes en la lengua inglesa, hoy les voy a hablar de una en especial. Es la que se refiere a la forma que tiene esta lengua de expresar algunas adicciones, con el denominador común del uso de un sufijo que se utilizó en un principio para nombrar a una en concreto y ha extendido su uso para referirse a otras muy distintas.
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Embutidos, matamoscas y demás

Resulta curioso como, con el transcurso de los años y conforme adquirimos conocimientos de todo tipo que nos facilitan el corto paseo por la vida, llega un momento en que encontramos respuestas a cuestiones que jamás nos habíamos planteado. Algunas de ellas tienen que ver con la adquisición del lenguaje, concretamente en lo que a vocabulario se refiere. Les voy a ilustrar lo que quiero decir con un par de ejemplos:

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La llamada del sello

Tengo que confesarles algo. Desde que me decidí a empezar esta sección mi mente ha estado buscando recuerdos y mi vista detalles. Los recuerdos viajan conmigo, pero últimamente creo que son los detalles los que van a mi encuentro. Sin ir más lejos, estas pasadas vacaciones de Semana Santa me topé con otro de esos carteles que parecen estar al acecho, esperando que uno pase por su lado para decirle: “¡te pillé, gazapo infernal!”.

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Huevos y alfileres

Hoy les voy a contar otra vivencia de esas que se pueden clasificar de surrealista. Tiene que ver con la forma en que se denominan vulgarmente en inglés los órganos sexuales masculinos. Así que les advierto, si son sensibles a este tipo de lenguaje, por favor no sigan leyendo. Si no es así, les invito a sonreir con algo que, veintitrés años después, aún me produce risas.

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La mosca del avión

No hace falta irse muy lejos para encontrar anécdotas o curiosidades relacionadas con la lengua inglesa. En cualquier lugar, cuando menos lo espera uno, aparece algo que realmente llama la atención. Internet supone una buena fuente donde encontrar este tipo de curiosidades, relacionadas con el mal uso, mala traducción o interpretación libre de una lengua. Y a ello contribuyen, en cierta medida, los traductores electrónicos. Estos traductores lo que hacen es buscar la palabra en lugar del sentido de la frase, por lo que traducen literalmente, ya que al ser una traducción mecanizada, el programa en cuestion recurre a una base de datos donde hay ciertas palabras que tienen varias acepciones y usa la primera que le aparece.
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